Hay una cierta tendencia a dividir a los ministros del Gobierno presidido por el marido de Begoña entre malos y buenos. En este último grupo algunos sitúan a Margarita Robles (la que tardó varios días, tras la Dana, en dar la orden de que saliese de sus cuarteles el grueso de los efectivos de las Fuerzas Armadas con base en Valencia y los alrededores), a Luis Planas por aquello de que tiene una cierta formación y algunas maneras suaves, en su día a Nadia Calviño y ahora a su sucesor, Carlos Cuerpo.
Craso error, porque, al final, todos ellos son sanchistas y están ahí por obra y gracia de su amado líder y a él se deben. Viene lo anterior a cuenta de la pelea que se trae este último con Yolanda Díaz por la reducción de la jornada laboral, de las declaraciones que ha hecho el extremeño sobre las importantes garantías jurídicas que tienen en este momento los propietarios de viviendas para sacarlas al mercado del alquiler o sobre la ingente cantidad de dinero que está llegando a los afectados por la Dana a través del Consorcio de Compensación de Seguros, presidido por esa rutilante estrella de la gestión que responde al nombre de Flavia Rodríguez-Ponga.
Respecto a lo primero, lo de la jornada laboral, suponiendo que esa pelea exista de verdad, es porque Pedro Sánchez quiere que así sea; en su mano está el zanjarla. En lo relativo a lo del alquiler, supongo que sus declaraciones habrán salido de la factoría de ideas de La Moncloa. Si es así, si los propietarios no tienen nada que temer, ¿cómo es posible que estos sean tan «tontos» de dejarlas vacías y prefieran perder unos suculentos ingresos?
Finalmente, según el ministro Cuerpo, del que depende el Consorcio de Compensación de Seguros, las huestes de doña Flavia han abonado ya 831 millones de euros. No digo yo que no sea así, lo que sostengo es que los afectados de la zona de Valencia se quejan un día sí y otro también de que el dinero no llega y, cuando se recibe, se trata de cantidades muy pequeñas. Y todo ello sucede dos meses y medio después de la fecha de la riada. Y es que Cuerpo, como buen ministro sanchista, se ha apuntado a lo que mejor saben hacer: la propaganda.