Los policías nacionales desplegados en el Aeropuerto de Tenerife Sur tienen que lidiar con una sobrecarga enorme de trabajo debido a la concentración de vuelos que generan largas filas de personas en el Puesto Fronterizo. Los agentes llevan desde hace meses denunciando la situación que sufren, que ahora es reconocida por el Gobierno. El Ejecutivo admite estos problemas y señala que la infraestructura no está actualizada tiene más de 30 años de antigüedad, según un escrito al que ha tenido acceso LA RAZÓN.
El Aeropuerto de Tenerife Sur es el séptimo con mayor tráfico de España. El pasado mes de noviembre, el sindicato UFP denunció que en dos horas desembarcaron 18 vuelos con 3.500 pasajeros. Las colas de personas fueron kilométricas provocando el estrés de los policías y el cabreo de los turistas. "Horas y horas en una cabina de un metro y medio sin poder ir al baño", recuerda uno de estos efectivos a LA RAZÓN.
El problema es el gran número de trayectos desde Reino Unido, que es un país NO SCHENGEN por lo que tienen que pasar un control minucioso de fronteras y se les debe sellar el pasaporte a cada uno de estos usuarios. Según la versión de los agentes el problema es la programación de estos vuelos.
Después de la explosión de esta problemática, la diputada Cristina Valido García, de Coalición Canaria, lanzó una pregunta al Gobierno sobre la situación. El Ejecutivo señaló en una pregunta escrita que "no deriva exclusivamente de cuestiones de personal de la Policía Nacional. "Debe ser enfocada desde una perspectiva global con la implicación de todos los actores que interactúan en la instalación aeroportuaria", admitieron.
Asimismo, reconoce que se dispone de información sobre vuelos y pasajeros pero que "varía con frecuencia" lo que conlleva "retrasos y adelantos imprevistos de los mismos y concentraciones en unas franjas horarias muy reducidas". "Esto puede llevar a posibles aglomeraciones de pasajeros y pérdida de conexiones", lamentan.
En este sentido, prosigue que la programación de vuelos que existe con destino extra Schengen, y la ubicación que se da a estos pasajeros por la "disposición física de las instalaciones, dificulta en gran medida la operativa en frontera y ralentiza el control fronterizo". "Es una práctica habitual que una gran cantidad de vuelos se concentren en un tiempo horario concreto y reducido", añaden.
Esto ocurrió, por ejemplo, los días 8 de noviembre (135 operaciones de entrada y salida y 15.650 pasajeros) y 9 de noviembre (134 operaciones de entrada y salida y 15.460 pasajeros). Tanto las salidas como las entradas son atendidas por personal policial de la plantilla del Puesto Fronterizo, además del refuerzo de la Brigada de Respuesta contra la Inmigración Clandestina (BRIC) de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, que apoya a la plantilla durante toda la temporada alta y que refuerza especialmente este Puesto Fronterizo.
Cada semana el apoyo de la BRIC se cifra con entre seis y ocho agentes más. "La Policía Nacional no hace un simple control documental en los aeropuertos u otras fronteras, sino un control fronterizo definido como tal con el Código de Fronteras Schengen", detallan desde el Gobierno.
Y es que se recuerda que la operatividad policial no acaba con el mero cruce fronterizo, en muchas ocasiones hay denegaciones de entrada, solicitudes de protección internacional, de visados en frontera, detenciones por reclamación, etc, y que todas estas posibles incidencias deben ser gestionadas por la Policía Nacional en el mismo Puesto Fronterizo o en segunda línea. "Por último, se señala que el trabajo policial se desarrolla en una infraestructura con unas condiciones físicas configuradas hace más de 30 años", se reconoce desde el Ejecutivo.