Al Real Madrid le suelen pasar muchas cosas en Mestalla, pero ayer le pasó, literalmente de todo. Para empezar, el agradecimiento del Valencia y el valencianismo por su solidaridad y apoyo con los afectados por la DANA. Una catástrofe que hizo que el club blanco se volcara y que también provocó que este partido se tuviera que aplazar varios meses. Finalmente se jugó ayer, en el arranque del año, y después del momento de gratitud, empezó la batalla que suele ser habitualmente la visita del Madrid a Valencia.
Empezó perdiendo el equipo de Ancelotti y tuvo que remontar contra todos los elementos para sumar tres puntos y colocarse en lo más alto de la clasificación. Se sobrepuso el equipo que ayer vestía de naranja a un penalti fallado por Bellingham, que se estrelló con el palo. También a lo que parecía el gol del empate, de Mbappé, que hizo una maniobra genial ante Dimitrievski, pero que partía en fuera de juego. Era el sexto tanto anulado al francés por estar en posición incorrecta en lo que va de Liga. Otro palo a la moral del Madrid, que le faltaba lo peor: quedarse con diez futbolistas por la expulsión de Vinicius, la segunda roja en sus dos últimas apariciones en Mestalla. Cayó el brasileño en la provocación de Dimitrievski poniendo sus dos manos en el cuello del portero valencianista, y el VAR llamó al colegiado. Sólo le enseñaron una toma muy alejada, aérea, de la acción, y con esa tuvo que decidir y vio agresión y roja directa.
En la realización televisiva sí se pudieron ver otras imágenes más cercanas en las que se ve que el golpe no es con la fuerza suficiente para que el portero se vaya al suelo de esa manera. Fue una acción parecida a la su otra expulsión en ese campo y ahora queda por ver cuántos partidos le pueden caer al delantero. Sus compañeros dieron la vuelta al marcador sin él y se lo quiso agradecer desde el vestuario. «¡Perdón y gracias, equipo!», escribió Vinicius en redes sociales. «Creemos que no era roja, vamos a recurrir; sin él hemos reaccionado», decía Ancelotti.
