Es probable que la psicología sea la ciencia más incomprensible para todos nosotros porque, de uno u otro modo, la sufrimos a diario. Está presente en nuestros corazones, en las conversaciones con nuestros allegados y, en general, en todo lo que nos rodea. Y es que a veces resulta algo casi inexplicable para todos nosotros, ¿por qué sentimos? ¿por qué creemos? ¿por qué lloramos? Es algo que nos preguntamos constantemente aunque, a veces, no queremos ni saber la respuesta. Aunque, claro, eso también es parte de la psicología.
Por tanto, tal vez la solución provenga de aceptar lo verdadero aunque esto sea inconexo con la realidad. Otro asunto que afecta de manera frontal a los psicológico es la vejez, de la que no se puede escapar. Esta crea universos paralelos en nuestra mente de los que no podemos escapar, porque, todavía nadie puede oponerse al pasar de los año. Es inevitable. Por lo que, una vez más, toca agachar la cabeza y decir que sí con una sonrisa de oreja a oreja. En el caso de la mente, la memoria y la felicidad solo queda una opción, la empatía.
De esta manera, lo más óptimo para entender por qué nos volvemos más intolerables cuanto más mayores somos es la compasión con el prójimo. Las heridas en algunas ocasiones curan pero en otras se convierten en un cúmulo de cortes imposibles de sanar, de cicatrizar. Por eso si notamos estos campos de comportamientos repentinos en otras personas hemos de saber como tratarlos y como lidiar con ellos. Así que sin más dilación vayamos a analizando los hábitos que generan en su rutina este tipo de personas.
Tal vez uno no posee estas cinco costumbres en su día a día pero siempre se van indicios de alguna de ellas cuando la vejez acecha nuestro ser:
Además de este listado, otras cualidades como la inflexibilidad y la imposibilidad de cambiar de opinión son frecuentes. De igual manera sucede con la vista pesimista frente a la vida y el contagio de esta con sus cercanos. Otro hábito que se intensifica con los años es la falta de una autoconciencia frente al error. Esto se refiere a la inconsciencia de no darse cuenta de cuando se sobrepasan los límites, ya mencionado, o de manera personal para no aceptar lo que se ha hecho mal.