En medio de toda la agenda medioambiental que pretende implementar la Unión Europea durante las próximas décadas, el año 2025 es la primera fecha que destaca en el calendario. Una de las primeras enmiendas que señalan desde el Parlamento Europeo es la sustitución de las calderas de combustibles fósiles, las de toda la vida, por otro tipo de sistemas de calefacción. La emisión de sustancias contaminantes por parte de estos aparatos ha contribuido a la toma de dicha decisión. Sin embargo, su desaparición va a ser escalonada.
Dentro de la agenda de Desarrollo Sostenible 2030 de la UE, uno de los objetos primeros llega por "reducir las emisiones de la UE en al menos un 55 % de aquí a 2030 una obligación jurídica". Y, en 2050, lograr que la UE sea climáticamente neutra". Asimismo, a todas estas suposiciones se le unió recientemente otra que regulaba la actividad empresarial de todas las entidades del sector obligando a que todas las edificaciones de construcción nueva sean climáticamente neutras a entradas de la nueva década.
Por tanto, el cambio que se introduce en este nuevo año supone una intervención en su venta mas no su prohibición. Por tanto, es de incumbencia esclarecer los detalles de los factores que intervienen de forma directa en esta nueva variación. Mientras que por un lado tenemos los sistemas antiguos, los ya implementados, y los nuevos, los que pueden ser adquiridos. La realidad es que, al igual que con otras medidas climáticas, los inconvenientes y las ventajas de las mismas son palpables en los ciudadanos de a pie.
El calendario climático de este nuevo año viene marcado con una cruz, pues es la fecha en la que se prohiben en toda Europa las ayudas que afecten a las calderas que empleen gas, carbón y gasoil o cualquier otros combustibles fósiles. Es decir, no contarán con ninguna subvención ni apoyo económico para su venta, ni para los compradores. Se busca concienciar a la población sobre el uso de dichas máquinas y promover las posibles variables que cumplen su misma función.
A todo esto, también les afectan a los usuarios que ya tengan desde hace años una caldera con estas características. Si bien se podrán seguir usando con normalidad, cuando se produzca una avería en el sistema, la reparación o sustitución también se verá afectada por esta imposición de no ayudas. Si ponemos en perspectiva este movimiento, la idea principal es que cuando estos aparatos se estropeen la iniciativa por parte de los ciudadanos sea pasarse a los nuevos sistemas de calefacción energéticos.
Desde las grandes esferas abogan por las tecnologías que fundamentan su actividad en energías renovables y combas de calor. Aunque, para ver cuál es el efecto que esta medida causa en nuestra sociedad, ya sea de afecto o de rechazo, hay que esperar unos años para conocer de primera mano la respuesta. Y, al mismo tiempo, si los plazos establecidos y planificados para llevar a cabo la sustitución se cumplen en las fechas previstas, tarea que afecta a las autoridades legítimas.