Uno de los graves problemas en una guerra es no ser capaz de convencer a los ciudadanos de que deben ir al frente a luchar, y quién sabe si a dejarse la vida, en defensa de la patria. El conflicto entre Ucrania y Rusia, que va camino de su tercer año de combates, es un buen ejemplo de ello.
La falta de motivación militar es un problema en el bando ucraniano, donde cada vez son más los intentos de deserción de los soldados producto del inevitable cansancio ante un enfrentamiento militar que no parece obtener grandes beneficios. Pero esta escasa identificación con la causa bélica es mucho más acusado en el lado ruso, donde son sabidos los problemas de reclutamiento que tiene el Kremlin para conseguir voluntarios para una guerra que pocos sienten como propia.
El recurso del gobierno de Vladimir Putin ha sido alentar, con todo tipo de ayudas y beneficios, a los reclutas extranjeros, a los que se les han ido ofreciendo desde un sueldo muy por encima del salario mínimo a la nacionalidad rusa. Los números, sin embargo, no salen ante un frente que no hace más que devorar hombres, lo que llevó a Moscú a tomar una medida mucho más drástica: enviar al frente, en condiciones muy precarias, a soldados de su gran aliado el dictador norcoreano Kim Jong-Un.
La última alternativa para llenar de hombres los frentes de Donetsk y de Kursk (donde Rusia está consiguiendo, esta vez sí, importantes avances en las últimas semanas) va dirigida a la tropa nacional, mucho más comprometida y preparada que la precaria brigada de Corea del Norte. Y, para ello, ha recurrido a una suerte de "amnistía fiscal" que tiene una fórmula muy sencilla: si vas al frente se te perdonarán tus préstamos, entre ellos la hipeteca.
Según explica el servicio de inteligencia británico, a finales de 2024 Rusia aprobó una ley que permitiría a los militares que se alisten después del 1 de diciembre de 2024 tener canceladas sus deudas de préstamos. "La condonación cubriría préstamos de hasta 10 millones de rublos (aproximadamente 86.000 euros) y también se aplicaría a los cónyuges. Esto se suma a los programas de suspensión de pagos de préstamos para militares rusos", afirma el servicio británico, que desde que comenzó la guerra monitoriza cada uno de los pasos que toma Moscú, tanto en el frente como en la retaguardia.
Según Mediazone, una web independiente rusa especializada en Defensa, se han solicitado ya 411. 000 suspensiones de pagos de hipotecas y préstamos personales desde octubre de 2022.
"Los incentivos financieros de Rusia para los reclutas militares tienen casi con certeza el propósito de asegurar reemplazos suficientes para sus crecientes bajas, que hasta ahora suman más de 760.000 muertos y heridos, con un promedio de 1.523 por día en noviembre de 2024. Los incentivos también buscan casi con certeza reducir la necesidad de Rusia de llevar a cabo nuevas movilizaciones, que el liderazgo ruso considera perjudiciales tanto para el apoyo público a la guerra como para el riesgo de una emigración masiva adicional", añaden los agentes británicos.
Más allá de los beneficios a corto plazo que esta medida pueda aportar a la campaña rusa, la cancelación de pagos de préstamos "probablemente aumentará significativamente la presión financiera sobre los bancos rusos hasta 2025, además de las presiones por las altas tasas de interés y sanciones", advierte el Ministerio de Defensa británico. "Esto reducirá casi con certeza la resiliencia del sector bancario para responder a un posible shock económico", concluyen estos expertos.