El Gobierno de Pedro Sánchez ha convertido España en un infierno fiscal para las clases medias y las rentas altas. Ya es la cuarta economía de la OCDE donde mayor es el esfuerzo fiscal en concepto de IRPF y cotizaciones sociales –hasta 12 puntos por encima de la media europea–, pero es la primera en relación con el nivel de los sueldos. Si además se añade el Impuesto sobre el Patrimonio –desaparecido en la práctica totalidad de los países desarrollados–, el impuesto de Sucesiones y Donaciones –que el Gobierno pretende impedir que se bonifique en las comunidades autónomas–, y el impuesto temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas –el único país en el mundo que lo tiene–, resulta evidente que España ya es el país desarrollado que más impuestos cobra a las rentas medias y, sobre todo, a las más altas.
Y el año que empieza será aún peor. La Seguridad Social aplicará desde el 1 de enero una cotización adicional, denominada «cuota de solidaridad», a los salarios que superen la base máxima, que para el próximo año se situará en 4.909 euros mensuales (58.908 euros al año), tras revalorizarse un 4% respecto a 2024. Esta cuota se repartirá entre empresario y trabajador, aunque no en la misma proporción: en torno al 83,4% irá a cargo de la empresa y cerca del 16,6% correrá a cargo del trabajador. Este incremento en la cotización será del 0,92% para la parte del salario que supere en hasta un 10% la base máxima; del 1% para la parte del salario que se sitúe entre el 10% adicional de la base y el 50%, y un 1,17% para el tramo de salario que exceda la base máxima en más de un 50%.
En 2045, cuando la cuota de solidaridad esté desplegada al completo, el primer tramo tendrá una cuota 5,5%, al segundo tramo se le aplicará un tipo del 6%, y al tercero, del 7%. Y hay dos agravantes más: esta cotización adicional no genera ningún derecho a un importe de pensión más alto y afecta a los trabajadores por cuenta ajena, no a los autónomos.
Además, en 2025 se implementará la sobrecotización en el llamado Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que será del 0,8%, frente al 0,7% de este año, tanto para autónomos como asalariados y sea cual sea el importe de su salario. De esta cotización del 0,8%, los empresarios tendrán que hacerse cargo del 0,67% y los trabajadores, del 0,13% restante. El MEI continuará subiendo hasta 2029, año que llegará al 1,2% definitivo.