Oriol Junqueras quiere pasar página del calvario de 2024 y afrontar un 2025 para recuperar el protagonismo perdido y volver a ser, como dicen en su entorno, un partido grande, aunque, matizan, «no nos interesa el protagonismo de ERC, nos interesa el de la sociedad catalana. Y en la medida que seamos eficaces, recuperaremos este protagonismo que estamos convencidos que nunca deberíamos haber perdido». A Junqueras, llegar de nuevo a la Presidencia de Esquerra le ha costado 13.000 kilómetros y tres meses de contacto directo con la militancia. «En ERC ha ganado la revolución de los claveles. No ganaron los generales, ganaron los capitanes, alcaldes y concejales, y los soldados, los militantes», dicen sus partidarios, que se aprestan a revitalizar un partido que ha quedado dividido tras este proceso y con una cierta desmoralización entre sus filas.
Pero Junqueras tiene varios frentes abiertos. Uno es que sigue inhabilitado porque no se le aplica la Ley de Amnistía, por tanto no puede ser candidato, y no es diputado en el Parlament. Sobre la amnistía, el malestar es evidente: «Ya les avisamos de que tendríamos la oposición de los jueces. Y les dijimos ‘‘hoy vienen a por nosotros y otro día irán a por vosotros’’. Y así ha pasado. El PSOE debe decidir si las leyes que aprueban sirven para algo». Malestar con el Gobierno y desconfianza con el Constitucional: «Cuando se reformó el Código Penal y se suprimió el delito de sedición, el Supremo mantuvo unas penas sin delito. La sentencia llegó al Constitucional, ya con mayoría progresista, y avaló al Supremo. Por eso, cuando nos dicen que el Constitucional lo arreglará, a nosotros esto no nos tranquiliza nada. Que no expliquen historias y que lo arreglen».
Otro frente son los retoques internos. En Madrid, Gabriel Rufián, cercano a Junqueras, será de nuevo la cara del partido. El grupo parlamentario del Parlament lo dirige Josep María Jové, que se posicionó con la candidatura perdedora. Hay voces en ERC que reclaman su relevo porque el nuevo presidente «debe ser la voz, los ojos y los oídos de la nueva dirección». Sin embargo, desde el entorno de Junqueras no sale ni una mala palabra. «Todos los diputados están al servicio del partido», dicen, y repiten hasta la saciedad dos conceptos «prudencia y tranquilidad».
Su discurso contrasta con el de Junts, que tiene activada una actitud amenazante por parte de Carles Puigdemont. Junts ha planteado una moción de confianza a Pedro Sánchez y exige transferencias íntegras en inmigración y «pagar lo que se debe a Cataluña», en un tono agresivo, al tiempo que llega a acuerdos con el PP, que elogia la «seriedad» de la derecha independentista. Desde el mundo empresarial se ha percibido este talante diferente: «Junqueras es una persona con la que se puede hablar; con Puigdemont, si no te pliegas a sus posiciones, no hay nada que hacer. Se acabó el diálogo», afirman.
En ERC se desmarcan de Junts: «Este no es nuestro estilo. Nuestro tono es educado con todos, pero somos tan educados como contundentes en defensa de los intereses de Cataluña. Se puede ser contundente sin perder las formas ni la actitud dialogante». También la nueva ERC, como le gusta llamarla a Oriol Junqueras, quiere dejar claro que no tienen «ni interés ni prisa para que gobierne la extrema derecha». Algo con lo que Junts juega, porque erosionar al PSOE constantemente y bloquear la legislatura «tendrá consecuencias en las urnas», apuntan desde un influyente «think tank» catalán.
Sin embargo, esta actitud de los republicanos no implica que el Gobierno pueda contar con sus votos gratis. La desconfianza ha hecho mella y ERC se «hará valer». «Nuestra percepción es que estamos en un impase porque el PSOE está muy lejos de cumplir sus compromisos y hasta que no cumpla los ya firmados no puede esperar que negociemos nuevos acuerdos», ratifican.
El entorno de Junqueras es contundente: «No somos nosotros quienes no queremos negociar. Es el PSOE el que no crea las condiciones necesarias para negociar», apuntan. Y añaden: «Pero el PSOE no está en condiciones de ofrecer unos buenos presupuestos porque mientras no cumpla los acuerdos no dispondrá de los recursos necesarios».
El listado de la desconfianza es largo y «la pelota está en el tejado del PSOE, y deben decidir si quieren cumplir o no quieren cumplir», explican. Condonación del Fondo de Liquidez Autonómico, financiación singular, traspaso de Rodalies e inversiones centran las reivindicaciones republicanas porque «mientras no se condone el FLA y se cumpla el acuerdo de financiación singular, el PSOE no podrá poner encima de la mesa los recursos que Cataluña necesita y merece». Y recuerdan que «con aprobar el FLA no es suficiente para empezar a negociar», en un claro aviso a Pedro Sánchez. «Que el PSOE cumpla no es un capricho de ERC. Si se cancela el FLA, eso es positivo para las personas, las familias, las empresas, la sanidad o la educación. Pero el FLA no se ha cancelado. El PSOE es bueno haciendo promesas y repitiéndolas sin cumplirlas nunca. Ahora tiene que demostrar que es bueno cumpliéndolas», y lanzan el dardo: «Si no hay condonación del FLA, un acuerdo de financiación en condiciones, o el traspaso de Cercanías, que no cuenten con ERC para los presupuestos».
[[QUOTE:PULL|||Lanzan un claro aviso a Sánchez: "Con aprobar el FLA no es suficiente para empezar a pactar"]]
La nueva ERC está armando su discurso de cara al 2025 y no solo sobre presupuestos. La herida sangra en las infraestructuras: «Queremos un buen traspaso de Rodalies y subsanar el déficit de infraestructuras». Reconocen que este déficit lo padecen otras comunidades, «como Extremadura, pero no estamos en ninguna competición. Queremos que Extremadura tenga un buen servicio de ferrocarril y eso es totalmente compatible con que Cataluña también lo tenga y ahora está lejos de tenerlo». Y aportan sus argumentos, que tienen eco en una buena parte de la sociedad catalana: «Hace 50 años que el Gobierno no construye ni un kilómetro de ferrocarril de Cercanías ni de media distancia. La población ha crecido de forma exponencial, por lo que el sistema ha colapsado y tiene efectos negativos en la red viaria y en la competitividad de las empresas».
Cuando se pregunta sobre el PSOE y sobre sus enemigos íntimos de Junts, la respuesta es contundente: «Que Puigdemont y Sánchez hagan lo que quieran. Nosotros, a lo nuestro. Todo pasa por una ERC que sea lo más útil posible a la sociedad catalana». Aunque tras esta firmeza aflora una espina clavada. «El Partido Socialista hace el “gara gara” –la pelota– a Junts porque sus siete diputados son importantes, pero con su trato premian la irresponsabilidad. Y a ERC, que también tiene siete diputados importantes, y es responsable, la castigan. Sin ERC no habría acuerdos como pensiones o SMI. Esa es la diferencia».
En Cataluña, la situación no difiere mucho. También hay desconfianza. «Junqueras siempre dice lo mismo sobre el acuerdo con el PSC. Había muchas razones para votar que no porque no hay confianza. Al aprobarlo la militancia, ERC lo que debe hacer es concentrar todos sus esfuerzos en hacer cumplir al PSC». Según los republicanos, «el PSC ha entendido que no se dan las condiciones para una negociación presupuestaria y por eso ha iniciado todos los trámites de prórroga». Con una coletilla final: «También dudamos de que el PSC cumpla. No hay condiciones para empezar a negociar. No hay confianza».
[[QUOTE:PULL|||"Dudamos de que el PSC cumpla. No hay condiciones para empezar a negociar. No hay confianza"]]
Un ejemplo: se reunió la Junta de Seguridad y se rechazó el despliegue de Mossos en puertos y aeropuertos. El motivo aducido, la falta de efectivos. La nueva ERC se revolvió y presionó al presidente catalán. No estaban dispuestos a callar ante lo que consideraban un nuevo incumplimiento porque el despliegue ya estaba previsto por el Govern de Pere Aragonès. Lo cierto es que la presión de Junqueras surtió efecto y el president Illa anunció el despliegue en el Parlament reconociendo el papel de los republicanos. «Esta será nuestra forma de actuar. Estaremos vigilantes de que se cumpla lo pactado», remachan desde el entorno de Junqueras.
Sobre la financiación singular, sacan pecho. «Este acuerdo no podría llevarse a cabo si Oriol Junqueras, Pere Aragonés, Lluís Salvador, Josep María Jové o Natalia Garriga –personas que han apoyado diferentes candidaturas– hubieran puesto empeño en tirar adelante la Agencia Tributaria Catalana. No partimos de cero y hoy tenemos un instrumento. ¡Y lo hizo ERC! Sin él, hubiera sido imposible este acuerdo». Y rematan: «No nos sentaremos con el PSC hasta que cumpla. Entonces, estaremos encantados de hablar. Nosotros aspiramos al mayor nivel de soberanía para nuestro país, y eso implica la soberanía fiscal que mejorará las condiciones de las familias, las escuelas, la sanidad y las empresas».
La posición de partida de ERC en 2025 es no negociar sin cumplimientos, pero sin dejar de dialogar: «Nuestra obligación y voluntad es hablar con todos». El diálogo está varado, aunque Junqueras ha intercambiado mensajes con Puigdemont e Illa, pero no se reunirá ni con ellos ni con Sánchez «si solo es para una foto. La reunión debe ser útil. Con acuerdos y cumplimientos. Solo una foto no tiene sentido». Ni siquiera dan por hecho entrar en el Ayuntamiento de Barcelona, que lo «decidirá la militancia». Y lo cumplirán a rajatabla porque la candidatura de Junqueras se llamaba Militància Decidim.