El Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado a bombo y platillo un paquete de medidas económicas y fiscales que denomina «de alivio contable». El cohete de Sánchez va tan bien que tienen que extender otros dos años la «moratoria contable» que esconde las pérdidas acumuladas en 2020 y 2021 para evitar un tsunami de quiebras empresariales. ¿Qué hace el Gobierno de Sánchez? Pasar la patata caliente a la próxima Administración. Para no reconocer la cantidad de empresas que están técnicamente en quiebra, las zombifica y da la patada hacia delante.
Según el Colegio de Gestores Administrativos, 480.000 negocios cerrarán con pérdidas el ejercicio 2024; el 18,3% de los negocios aún no han alcanzado el nivel de facturación que tenían antes de la pandemia y durante 2024 han desaparecido 129.000 negocios, con 67.000 al borde del concurso de acreedores.
Según el informe de «Tendencias en las empresas españolas», España ha perdido 197.000 empresas activas entre 2022 y 2023. De hecho, hay 50.000 empresas cotizando menos que cuando Sánchez llegó al poder, según datos del propio Gobierno publicados con el dato de paro de noviembre. Si atendemos a lo que refleja el Banco de España, en el primer trimestre de 2024 aumentó el porcentaje de empresas vulnerables respecto al mismo periodo de 2023, tanto por tener rendimiento ordinario negativo como por la presión financiera elevada. Un 30% de empresas tienen rendimiento ordinario negativo y eso con la moratoria contable de esconder pérdidas. Así, es normal que el porcentaje de empresas en dificultades se sitúe «por debajo del promedio desde 2008».
Todo esto ocurre en un año en el que Sánchez y el ministro Cuerpo se vanagloriaban de que España es un país estupendo para las empresas. El aumento constante de impuestos, costes laborales y rigideces ha llevado a que la inversión lleve estancada desde 2019, según el INE. En el último dato de la Contabilidad Nacional, el INE ha revisado a la baja la inversión y disparado el gasto público. Economía al revés.
España solo ha recibido 23.608 millones de inversión extranjera entre enero y septiembre de 2024. Según el Registro de Inversiones, en 2023, España recibió 28.074 millones de euros en inversión productiva bruta extranjera, un 11,6% menos que los 31.766 millones registrados en 2022 y muy por debajo de los 52.804 millones de euros de 2018.
Disfrazar empresas en quiebra es una locura. Intenta dar una imagen falsa de la economía española y, además, es contradictorio con lo que dice el propio gobierno. Si el Gobierno dice que la economía va mejor que nunca y que España es «un paraíso para las empresas», no debería preocuparle que algunas entren en concurso de acreedores, porque sabrían que el porcentaje es pequeño y, lo que es más importante, como todo va maravillosamente, aparentemente, entonces se crearán muchas más y con mejores empleos. Si el Ejecutivo decide disfrazar las quiebras con un truco contable dando la patada hacia delante, es porque sabe que la economía no va como un cohete.
Este es el gobierno del maquillaje. Te habla de récord de empleo con 3,8 millones de desocupados apuntados al SEPE, 600.000 pluriempleados y la tasa de actividad estancada en el 59%, comparado con el 60% en 2018. Te habla de crecimiento récord con el PIB per cápita ajustado por poder adquisitivo estancado y dopando el PIB con gasto público, que ha aumentado un 19% desde 2019, tres veces más que el aumento del PIB total, y dopando empleo y PIB con más de dos millones de inmigrantes nuevos. Ahora maquilla la situación real de las empresas.
Un enfermo no se cura pintándole la cara y los labios, por mucho que lo maquilles. Tras despilfarrar el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia, el cohete de Sánchez no existe. España tiene maravillosas empresas y grandes empresarios; lo que sobra es un Gobierno extractivo y confiscatorio.