Ahora, cuando usted se dé golpecitos con el dedo índice en la muñeca contraria para indicar a alguien que ha llegado tarde o para decirle, gestualmente, que vaya horas, sepa que el gesto ya está registrado en EUIPO, la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, por Dani Olmo como marcas comunitarias para unos determinados productos.
«Estamos ante unas marcas comunitarias (figurativas) compuestas de nombres más imágenes en propiedad industrial», asegura Ignacio Mustienes de BGAIP (www.bgaip.com), empresa de abogados que asesora y defiende legalmente derechos de la propiedad intelectual e industrial en registros de marcas y patentes.
Sus registros de marcas comunitarias, cuando se las concedan, le permitirá usar en exclusiva en Europa sus nombres registrados y su imagen del conocido gesto de llevar el dedo a la muñeca, durante al menos un periodo de diez años para productos que van desde imprenta; material de encuadernación... hasta neceseres de cosmética; pasando por juegos y juguetes o artículos de sombrerería, entre otros muchos.
Según Ignacio Mustienes, «al ser unos registros de marcas novedosas y singulares, lo más probable es que se lo acepten y registren para los productos indicados». Otros futbolistas van a poder seguir haciendo ese gesto sin problemas, pero, añade Mustienes, «con esta marca puede impedir el uso de su marca “do:” e imagen a cualquiera que quiera usarla para los productos registrados con su marca comunitaria».
Dani Olmo da el paso que ya han dado otros deportistas y futbolistas. En Inglaterra, Cole Palmer ha empezado la burocracia para registrar «Cold Palmer», que es su gesto tras marcar. Cruza los brazos y con las manos se acaricia los antebrazos, dando la impresión de que está pasando frío. Sin embargo, el futbolista inglés podría tener problemas si su amigo Morgan Rogers le demuestra que él lo hizo antes. «Definitivamente me copió», ha asegurado cuando le han preguntado. «Es mi celebración. Mira la cronología, yo lo hice primero», contestaba, de buen humor porque ambos son amigos desde hace tiempo.
Para poder registrar un gesto de una celebración y un nombre, continua Ignacio Mustienes, estos tienen que ser singulares, como es el caso ahora de Olmo, al igual que la de Palmer y que nadie pueda alegar un registro de propiedad industrial o intelectual anterior y demostrar que se la han copiado.
Las celebraciones de los futbolistas de élite enseguida se hacen globales, las repiten los niños y otros deportistas y, lo más importante, no tardan en convertirse ilustraciones para cualquier cosa. Y eso acaba siendo un buen dinero si se protege debidamente como marca.
Por eso los futbolistas están ensanchando los límites de la propiedad intelectual: mueven demasiado dinero como para no estar atentos. Le sucedió a Messi cuando quiso registrar su nombre, como cuenta EUIPO en un artículo colgado en su web: en 2011 intentó registrar su nombre y logotipo como marca comunitaria, pero la marca MASSI, de ciclismo, intentó pararlo, por riesgo de confusión. En 2020, el Tribunal de Justicia de la UE sentenció a favor del futbolista.