El presidente francés, Emmanuel Macron, nombró anoche un nuevo Gobierno dirigido por François Bayrou, su cuarto primer ministro en un año, para sacar a la segunda economía más grande de la UE de la crisis política. Macron nombró a la ex primera ministra Élisabeth Borne ministra de Educación en un nuevo gabinete dirigido por el centrista Bayrou, anunció el secretario general del Elíseo.
Otro ex primer ministro, Manuel Valls, regresó como ministro de Territorios de Ultramar, mientras que el ex ministro del Interior, Gérald Darmanin, se convirtió en ministro de Justicia.
Tanto el ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, como el ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, conservaron sus puestos, afirmó la presidencia.
El ministro del Interior conservador, Bruno Retailleau, que prometió tomar medidas enérgicas contra la inmigración ilegal, también permaneció en su cargo.
La difícil tarea de presentar un plan presupuestario para el próximo año recae en Éric Lombard, el nuevo ministro de Economía.
La inclusión de dos ex primeros ministros indica el deseo de Macron de contar con un Gobierno de peso pesado que goce de estabilidad y no comparta el destino del predecesor de Bayrou, Michel Barnier, caído en una moción de censura el 4 de diciembre.
La destitución de Barnier como primer ministro marcó un momento histórico en Francia: es la primera vez, desde 1962, que un gobierno es derrocado por una moción de censura. Esta acción, liderada por el Nuevo Frente Popular, coalición de izquierda, contó con el apoyo del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, una alianza política inusual que refleja la magnitud del descontento.
El detonante fue el uso del artículo 49.3 de la Constitución por parte de Barnier para aprobar un presupuesto controvertido sin pasar por el Parlamento. Esta medida unilateral desató críticas de todos los frentes políticos, que lo acusaron de imponer políticas de austeridad insostenibles. Apenas tres meses después de asumir el cargo, su estrategia fallida culminó en su destitución.
La prioridad de Bayrou, de 73 años, es asegurarse de que su Gobierno pueda sobrevivir a una moción de censura y que apruebe un presupuesto de reducción de costos para 2025.
El inesperado regreso de Valls, primer ministro entre 2014 y 2016, al frente del Ministerio de Territorios de Ultramar indica la importancia de su cargo después de que las autoridades fueran fuertemente criticadas por su respuesta al ciclón mortal en el territorio de Mayotte, en el océano Índico, que mató al menos a 35 personas.
Se sabe desde hace tiempo que Darmanin codicia el puesto de ministro de Asuntos Exteriores, pero después de días de intensas discusiones tendrá que contentarse con el Ministerio de Justicia.
El anuncio se produjo mientras Francia observaba un día de luto por las víctimas en el archipiélago de Mayotte, el territorio de ultramar más pobre de Francia.
Bayrou, jefe del grupo centrista MoDem, aliado al partido de Macron, fue nombrado el 13 de diciembre. Muchos ya predicen que Bayrou tendrá dificultades para sobrevivir.
En un contexto político turbulento, Bayrou enfrenta un inicio complicado como primer ministro de Francia. Según una encuesta publicada por el «Journal du Dimanche», solo el 34% de los franceses se declara satisfecho o muy satisfecho con su nombramiento.
Francia está sumida en un punto muerto desde que Macron apostó por unas elecciones anticipadas este verano con la esperanza de reforzar su autoridad tras la debacle de su partido en las europeas del 9 de junio. La medida fracasó, ya que los votantes eligieron un Parlamento dividido entre tres bloques rivales (la izquierda, el centro macronista y la ultraderecha).
Mientras tanto, la oposición comenzó a pedir la renuncia de Macron, aumentando el riesgo de un nuevo ciclo electoral o una mayor parálisis política hasta que se celebren 2027 unas elecciones presidenciales a las que Macron ya no puede presentarse. Mientras, Bayrou tratará de concitar el apoyo de la izquierda moderada (socialistas y verdes) para que su Gobierno sobreviva al menos hasta el verano, cuando constitucionalmente el presidente de la República puede disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones legislativas.
La oposición francesa auguró la caída del gobierno recién nombrado, incluida la extrema derecha, crucial para su supervivencia, que por boca del «número dos» de Marine Le Pen, Jordan Bardella, auguró su «fracaso». «Afortunadamente, el ridículo no mata. Desgraciadamente, los franceses no se han libran: François Bayrou ha montado una coalición del fracaso. En 2025, más que nunca, la RN (siglas en francés de Agrupación Nacional) estará ahí para defender y proteger a nuestros compatriotas, mientras esperamos el relevo», manifestó en X Bardella.
Fue una reacción dura pocos minutos después de conocerse la lista completa de los ministros que acompañarán a Bayrou, a pesar de que Le Pen había asegurado que la postura de su partido dependerá de la línea política que adopte Bayrou en su discurso de política general el 14 de enero.
Este Gobierno solo tiene un futuro: la moción censura. Con la caída de Bayrou, el rey Macron quedará desnudo. Su salida es inevitable", dijo también en X Mathilde Panot, jefa de diputados de la izquierdista La Francia Insumisa.