El teniente general Andrés Cassinello ha fallecido esta madrugada en Madrid a sus 97 años de edad. Su papel fue clave durante la Transición española, etapa durante la que llegó a aconsejar a importantes figuras como Carrero Blanco, Adolfo Suárez o Felipe González. Cassinello pasará a la historia por ser uno de los precursores de los servicios de inteligencia de nuestro país, siendo fundamental en la lucha contra el terrorismo en los primeros años de Democracia. El militar de origen almeriense también será recordado por ser una figura clave en la legalización del PCE en la primera etapa de la Transición.
Una de las labores más importantes que desempeñó Andrés Cassinello a lo largo de su carrera, fue la de la lucha contra el terrorismo en los primeros años de democracia. En el año 1972 ingresó en el Servicio Central de Documentación (SEDED); lo que posteriormente pasaría a ser el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID), y actualmente conocemos como el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Una de sus labores más recordadas será sin duda la de su lucha antiterrorista contra ETA, organización en la que consiguió infiltrar a Mikel Lejarza, alias El Lobo.
Además de ser uno precursores de los servicios de inteligencia españoles, el teniente general Andrés Cassinello será recordado por ser una figura clave en la legalización del Partido Comunista de España (PCE) en los primeros años de democracia. Sus informes fueron fundamentales para que este partido fuera legalizado en el año 1977. También colaboró en el regreso del presidente de la Generalitat exiliado en la época, Josep Tarradellas, así como en la detención del teniente coronel Tejero en el desmantelamiento de la operación Galaxia, el intento de golpe de Estado de 1978. Su papel como intermediario durante la noche del fallido golpe de estado del 23-F también fue clave para poder detener el mismo.
Nacido en Almería en abril de 1927, Andrés Cassinello creció en las calles de su ciudad natal. Decidió dedicar su vida al servicio de España, ingresando en el año 1945 en la Academia Militar, donde en el año 1949 obtuvo el despacho de teniente del Arma de Infantería. Cassinello pronto comenzó a forjar una exitosa carrera militar que le llevaría a convertirse en una figura clave para los servicios de inteligencia de nuestro país, primero durante la dictadura, y después con la llegada de la democracia.Durante sus primeros años como militar, Cassinello estuvo destinado en el Grupo de Regulares del Rif, el Estado Mayor de la Capitanía de Madrid y el Alto Estado Mayor; hasta que en el año 1958 consiguió ascender a capitán.
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Tras la creación de la Organización Contrasubversiva Nacional (OCN) en el año 1968, Andrés Cassinello decidió ingresar en este servicio de inteligencia creado a raíz de los diferentes movimientos estudiantiles que surgieron ese año. En 1972 fue destinado al Servicio Central de Documentación (SECED), creado por entonces almirante Luis Carrero Blanco. Este organismo fue la base de lo que posteriormente pasaría a ser el CESID, y hoy conocemos como CNI.
Cassinello lideró los Servicios de Información de la Guardia Civil entre los años 1978 y 1986, supervisando grandes golpes en la lucha antiterrorista. Antes de pasar a situación de reserva en el año 1991 con motivo de sus 64 años de edad, el militar almeriense también fue nombrado comandante general de Ceuta y capitán general de Burgos. Entre las múltiples condecoraciones que recibió el teniente general Andrés Cassinello durante sus más de 45 años de servicio, cabe destacar sus cinco cruces del Mérito Militar; así como las cruces al Mérito Naval, la Gran Cruz del Mérito Civil, la Cruz de Plata de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, la Cruz del Mérito Policial, la Orden de Cisneros o la Encomienda de Alfonso X el Sabio.
El teniente general Andrés Cassinello fue imputado en mayo de 1966 por el juez Baltasar Garzón, junto al teniente general Sáenz de Santamaría y al general de la Guardia Civil, Enrique Rodríguez Galindo, en el marco de investigación del “caso Oñaederra”. El juez Garzón investigó en este sumario cuatro de los primeros asesinatos de los GAL, así como otras acciones llevadas a cabo durante la lucha antiterrorista contra ETA. Este mismo juez levantó dicha imputación en el año 2002, dejando intacta la trayectoria de un militar que sin duda será recordado en nuestro país.