Se acabó. La espectacular carrera de Rafa Nadal ha llegado a su final después de que España fuera eliminada por Países Bajos en los cuartos de final de la Copa Davis. Él mismo dijo que no creía en los finales felices, de película. El balear, de 38 años, no pudo cumplir el sueño de retirarse con una sonrisa y lo hizo con la tristeza que acompañó a la eliminación de España. Sin embargo, aseguró que se retira del tenis "con la tranquilidad" de haber dejado "un legado no solo deportivo, sino también personal. Y así es. Su señorío y grandeza ha sido reconocido en casa uno de los rincones del mundo a los que llegó con su raqueta.
El mundo se rindió ayer a los pies de un leyenda eterna que como recordó su amigo Roger Federer en una emotiva carta llevó este deporte a un "nivel que pocos podían imaginar". Rafa Nadal puede ganar o puede perder pero ante todo es un caballero dentro y fuera de la pista. Y ayer volvió a demostrarlo cayendo con pundonor y mostrando su amor a España y aun deporte que se lo ha dado todo.
Pero el balear es mucho más que eso. Ha sido ilusión y esperanza para muchos y se ha ganado el corazón del mundo no solo por su juego sino por sus valores como persona, algo que hoy escasea en un deporte de élite dominado por los egos.
Y prueba de su grandeza es el testimonio de una periodista egipcia en The National News ante el que es imposible no emocionarse. Es, sin duda, la historia más bonita que podrás leer hoy y la prueba más tangible de su inmenso legado. Reem Abulleil es una periodista y editora multimedia egipcia con más de 14 años de experiencia en información deportiva y su testimonio está dando la vuelta al mundo.
"Empecé a ver a Nadal por televisión con mi padre cuando el español era apenas un adolescente. Nos unió su tenacidad, su estilo único, su derecha con efecto y su capacidad para lograr remontadas imposibles. Cuando a mi padre le diagnosticaron Alzheimer, ver a Nadal con él se convirtió en mi actividad favorita. Podía ignorar todos los cambios que estaba sufriendo su cerebro y simplemente disfrutar de nuestro amor común por el deporte y nuestra admiración por su competidor más feroz" comienza relatando.
"Con el tiempo, mi padre empezó a olvidar todas las complejidades del sistema de puntuación del tenis (algo que él mismo me había enseñado cuando era joven) y me pedía repetidamente que se lo explicara durante los partidos, un desarrollo que me resultó difícil de aceptar, excepto cuando veía al maestro de la aceptación. Empezó a olvidar el significado de términos como 'deuce' y 'tiebreak', pero curiosamente nunca olvidó el nombre ' Nadal '. Dejó de entender a qué me dedicaba, pero durante mucho tiempo recordó que tenía algo que ver con el tenis, y la primera pregunta que siempre me hacía era: "¿Ganó Nadal?", añade en una conmovedora carta abierta.
La periodista también recuerda la tradición anual que seguía con su padre y su arrepentimiento de no haber traslado nunca al balear la admiración de su progenitor. "Estaba olvidando mucho vocabulario, lo que le dificultaba formar oraciones, pero el nombre "Nadal" de alguna manera todavía estaba escondido en alguna parte milagrosamente accesible de su mente. Durante algunos años tuvimos una tradición anual: asistir al Campeonato Mundial de Tenis Mubadala en Navidad en Abu Dhabi. Mis padres viajaban desde El Cairo y todos íbamos juntos al partido de tenis. Yo me escabullía de los asientos de prensa y me sentaba junto a mi padre para ver a Nadal, que nunca se perdió ese torneo de exhibición durante los años que mi padre estuvo allí. Mi papá no podría estar más feliz. Después de los partidos, le decía que tenía que ir corriendo a la sala de prensa para hablar con Nadal y él siempre me decía lo mismo: “Dile que le mando saludos”. Le explicaba a mi padre que eso no es algo que un periodista deba hacer, pero él me seguía pidiendo que lo hiciera de todos modos. Estoy un poco triste por no haberlo hecho nunca".
El padre de Reem falleció hace 13 meses y en sus últimos años no pudo comunicarse mucho. "Veíamos algún partido de tenis de vez en cuando, sólo unos pocos partidos, con meses de diferencia, y lo único que quería era que me preguntara sobre Nadal. En cambio, fue mi madre la que me lo pidió. Y también mis hermanas. Y todos los que me rodean. Lo que comenzó como una experiencia de unión entre dos, se convirtió en una comunidad de aprecio por una leyenda del deporte. En El Cairo, se pertenece a una familia Ahly o a una familia Zamalek. La familia Abulleil es una familia Nadal" añade para dar la dimensión de lo que el balear ha supuesto en sus vidas.
"Cuando pienso en el legado del español, pienso en la alegría que trajo a mi padre, a nuestra familia y a muchas otras familias en todo el mundo. En mi opinión, eso no significa nada. Es todo" concluye.
El artículo de esta comunicadora egipcia ha enloquecido a los seguidores de Nadal y se ha convertido sin duda en la mejor explicación de lo que significa una leyenda con mayúsculas a la que hay que solo se le puede decir: "¡Eternamente, gracias!"