Si no se implementan medidas urgentes, hasta 20 millones de personas podrían verse obligadas a abandonar las zonas costeras del Mediterráneo debido al aumento del nivel del mar previsto para 2100. Además, infraestructuras clave como redes de transporte y lugares de patrimonio cultural, también estarán en alto riesgo, según un informe reciente del grupo de expertos MedECC (Expertos del Mediterráneo en Clima y Cambio Medioambiental).
El Mediterráneo está experimentando un aumento del nivel del mar de 2,8 milímetros al año, el doble de la media del siglo XX. A finales de este siglo, se espera que el nivel medio del océano pueda aumentar un metro, lo que incrementará las inundaciones relacionadas con tormentas y también provocará la inundación permanente de determinadas zonas a lo largo de las costas mediterráneas. Eventos extremos relacionados con el nivel del mar, que solían ocurrir una vez cada cien años, podrían volverse hasta un 22% más frecuentes en 2100.
En este estudio han participado 55 autores de 17 países y entre sus coordinadores ha estado María Carmen Llasat, profesora de Físicas Aplicadas de la Universidad de Barcelona (UB). A lo largo del estudio, los investigadores han manifestado su creencia de que es "muy probable" que las temperaturas del aire en superficie en la región del Mediterráneo continúen aumentando más que el promedio mundial.
El cambio climático ya está dejando huella en la biodiversidad marina, con un aumento de las olas de calor marinas que favorecen la aparición de especies tropicales invasoras y causan muertes masivas de corales, moluscos y otros organismos marinos.
Esto, junto con la acumulación de residuos plásticos, coloca al Mediterráneo entre las regiones más contaminadas del mundo. Los plásticos constituyen el 82% de la basura visible y podrían duplicarse para 2040 si no se adoptan mejores prácticas de gestión.
El turismo, un pilar económico del Mediterráneo, está en peligro. El aumento de las temperaturas y la degradación del entorno natural afectarán negativamente a este sector, además de perjudicar a la agricultura, la acuicultura y la pesca.
Se prevé que los riesgos de escasez de agua aumenten significativamente. La evapotranspiración será más intensa, mientras que las precipitaciones disminuirán, especialmente si no se logra una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los ecosistemas mediterráneos podrían alcanzar sus límites de adaptación cuando las temperaturas globales suban 3C, lo que agravará la degradación ambiental y complicará la gestión de recursos hídricos.
El informe subraya que las medidas actuales son insuficientes para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y mitigar los efectos del cambio climático. Sin acciones transformadoras, los riesgos asociados al cambio climático seguirán creciendo, afectando todos los sectores y sistemas.
Además, la eficacia de las medidas de conservación dependerá de la rapidez con que se implementen estrategias globales para frenar el calentamiento global. A medida que las temperaturas aumenten, las opciones de adaptación serán cada vez más limitadas.
Este análisis deja claro que el futuro del Mediterráneo depende de la capacidad de los gobiernos, las comunidades y las empresas para actuar de manera decidida y coordinada frente a esta crisis climática.