Dos personas vinculadas al empresario Álvaro Romillo entraron este pasado viernes, rompiendo el bombín de la puerta, en el antiguo local que albergaba el concesionario de coches de lujo PKV Drive Club, situado en el número 12 de la madrileña calle de Víctor de la Serna, en la zona de Chamartín.
Este concesionario era una de las empresas parte del entramado de Madeira Invest Club (MIC), el 'chiringuito financiero' -así lo definió la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)- que encabezaba Romillo y que ahora investiga en la Audiencia Nacional el juez José Luis Calama por la estafa de millones de euros a miles de personas que confiaron en sus servicios de elusión fiscal e inversión.
En el interior de las instalaciones aún permanecen aparcados cuatro vehículos de alta gama que suman un valor total estimado de más de 300.000 euros. Entre ellos, un Bentley, cuyo precio ronda los 150.00 euros en el mercado. También siguen estando cuatro motos marca Dukati.
La Policía Nacional se presentó en el lugar, acompañada del dueño del local, que les había alertado de que estos dos individuos habían entrado sin autorización en su propiedad con la intención de llevarse el Bentley y un par más de los coches que estaban ahí guardados. "Ya los tenían puestos en la rampa de subida para salir del concesionario y se los iban a llevar", explica un testigo de lo ocurrido a LA RAZÓN.
Estas dos personas son Alejandro Pérez Frías, estrecho colaborador de Romillo y administrador de varias de las mercantiles vinculadas a MIC, y Pedro Estanislao Bris García, un abogado parte de la cúspide de la trama que se investiga y la persona que firmaba los contratos con los clientes por lo que es señalado como el constructor de la trama societaria con empresas registradas en República Dominicana, Portugal y nuestro país.
"Cuando Álvaro (Romillo) se fue a la República Dominicana y estuvo viajando, era él (Pérez Frías) el que aparecía en los vídeos y explicaba cómo se iban a hacer las inversiones y los proyectos. Cuando todo se destapó, a Alejandro (Pérez Frías) le hicieron administrador de varias de las empresas vinculadas a MIC, entre ellas este concesionario", explica a este diario uno de sus denunciantes, que un día confío su dinero a estas personas.
Todo apuntaba, como trasladó el propio casero del local y también aseguran testigos, que su intención era llevarse estos vehículos de lujo ya que a los agentes de la Policía allí personados les aseguraron Pérez y Bris que uno de ellos, el Bentley, se lo habían vendido a un hombre de Ibiza en julio -antes de que Romillo confesara la supuesta estafa a la Fiscalía General del Estado y, con ello, se iniciase la investigación- y que este comprador llegaba ese día (el pasado viernes) a Madrid para recogerlo.
El resto de coches que un día albergo este concesionario vinculado a Madeira Invest Club desaparecieron cuando el casero del local acordó con ellos el final del contrato porque habían dejado de pagarle durante tres o cuatro meses. Entonces, varios tráilers con matrícula lusa llegaron y se llevaron todos los vehículos, a excepción de los citados que aún siguen ahí.
Las fuentes consultadas no albergan duda de que el plan que tenían estos dos estrechos colaboradores de Romillo era llevarse los vehículos para venderlos. Esta situación se hubiera llegado a producir de no ser por la intervención de la Policía.
Desde Zaballos Abogados, que representa a casi 400 afectados que habrían perdido casi 50 millones de euros, aseveran que esta situación prueba que las personas vinculadas a MIC se están apoderando los bienes que aún permanecen en nuestro país e insisten en la necesidad de que, como ya pidieron, el magistrado Calama ordene el embargo y aseguramiento de los activos de PKV y el resto de compañías, en el marco de la investigación que instruye por la supuesta macroestafa. Como Zentinel, otra de las empresas, donde hay cajas de seguridad con dinero, documentación y joyas de inversores que no está aseguradas por el Juzgado Central de Instrucción número 2. De esta salieron, según confesó Romillo, los 100.000 euros en efectivo que entregó a Alvise en efectivo un trabajador para la financiación de su campaña para las elecciones europeas de junio.
"Nosotros pedimos celeridad, cuando la Justicia no actúa; los estafadores sí y van sacando los bienes que quedan para venderlos y hacer caja en el extranjero, donde son irrastreables", apunta el letrado de este despacho Francisco Jiménez.
Estos bienes servirían, en su momento, para responder económicamente ante los afectadas por esta estafa que se investiga en la Audiencia Nacional. "Nadie está garantizando la seguridad de los activos, se los pueden estar llevando porque les han pillado con las manos en la masa. O se cogen un avión y se van y a ver...", denuncia un afectado, conocedor de lo sucedido el pasado viernes.
La Polícia que en un inicio no era consciente de que existía un procedimiento judicial abierto que afectaba a este concesionario, el ya conocido como "caso Madeira Invest Club", impidió finalmente que esos coches fueran extraídos por Pérez y Bris. Asimismo, el establecimiento fue precintado policialmente y un cerrajero acudió a cambiar el cierre.
No hubo detenciones, pero estas dos personas vinculadas al supuesto entramado urdido por Álvaro Romillo fueron identificadas por los agentes, según trasladan personas que fueron testigo de lo sucedido el viernes.
Un antiguo inversor cuenta que este concesionario servía de "escaparate" para aparentar que las inversiones eran reales ya que se ponía dinero para cosas físicas.
El concesionario era uno de las vías de inversión que ofrecían a través de MIC. El esquema funcionaba sobre el papel de tal manera que la empresa de Romillo compraba coches de alta gama y, al venderlos, te daban lo que habías invertido más un jugoso porcentaje.
"Justificaban los enormes intereses que ofrecían con operaciones que consistían en la compra de productos de lujo o de oro a un buen precio al hacerlo en gran escala y pagando, por ejemplo, una parte en efectivo. Después lo vendían poco a poco, y de ahí, teóricamente, sacaban la gran rentabilidad que anunciaban".