La victoria de Donald Trump sigue dominando las conversaciones en Rusia una semana después de las elecciones presidenciales. El ciudadano de a pie, seguro de que el magnate estadounidense va a cumplir su palabra de “acabar con el conflicto ucraniano al día siguiente de su toma de posesión”, no contemplaba otra manera a corto plazo de terminar con la guerra. En poco más de tres meses se cumplirán tres años desde la puesta en marcha de la famosa Operación Militar Especial que ordenó el Kremlin y de la que los rusos ya no ocultan su agotamiento. La retórica oficial ha culpado de la guerra al poder de Washington y la utilización de Ucrania como escenario para crear un conflicto cerca de la frontera rusa. Los medios de comunicación del país siempre han defendido la idea de que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, preparaba un ataque militar apoyado por los Estados Unidos para recuperar la península de Crimea, anexionada a Rusia en 2014. Los rusos nunca han considerado a Trump un aliado de su país, aunque sí una persona en quien confiar y, a día de hoy, pocas parecen las opciones “realistas” que puedan devolver al país la normalidad de los años anteriores a 2022. Las sanciones ordenadas por Estados Unidos y la Unión Europea están imposibilitando a Rusia el desarrollo normal de su economía, así como el correcto funcionamiento de sectores como la automoción, la industria o la medicina, encareciendo la llegada de productos necesarios, que viajan al país euroasiático a través de terceros países.
El Kremlin se volvió a pronunciar ayer sobre Donald Trump a través de su portavoz oficial, Dmitri Peskov, quien desmintió la conversación entre su jefe, el presidente ruso y el presidente electo estadounidense como ha informado "Washington Post". Hace unos días Peskov no excluía una conversación entre Vladimir Putin y Donald Trump antes de que este asuma el cargo, en una ceremonia prevista para el 20 de enero. Trump “dijo que llamaría a Putin antes de la toma de posesión. Es su palabra, no tenemos nada más que decir por ahora”, afirmaba Peskov en una rueda de prensa la semana pasada. Este lunes negó que la conversación se hubiera producido. El pasado jueves Putin felicitó a Trump por su victoria después de que destacados políticos pertenecientes al círculo de confianza del presidente ruso ya se hubieran pronunciado. De las primeras en manifestarse fue la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, quien no dudó de la declaración de intenciones de Trump, recordando que “para poner fin a los conflictos” se necesitan “acciones concretas”, insistiendo en la idea de que “aquellos que aman a su propio país acaban ganando, y no aquellos que odian a los demás”. Otro en pronunciarse fue el líder del partido Liberal-Demócrata en Rusia, Leonid Slutski, que no dudó en calificar de “oportunidad” la victoria de Trump. Slutski destacó que el Partido Republicano estadounidense “no tiene intención de continuar enviando dinero del contribuyente estadounidense a una guerra proxy contra Rusia”, una de las claves para el debilitamiento militar ucraniano, que solo contaría con la ayuda de la Unión Europea si finalmente Washington retirara su partida de fondos destinada a la defensa militar de esta exrepública soviética.
Mientras, Rusia sigue adelante con su campaña militar en el este de Ucrania preparando la llegada de la nieve y las bajas temperaturas, que podrían ralentizar su avance en los objetivos establecidos. En el Ministerio de Defensa ruso nadie ha dado a conocer su opinión, dejando la euforia para la opinión pública. Se sabe que Trump habría confeccionado varios planes de paz tanto para Oriente Medio como para Ucrania, aunque pocos detalles han trascendido.
En lo referente a Europa Oriental, el estadounidense podría obligar a su homólogo ucraniano a firmar una tregua bajo la amenaza de cortar el flujo de fondos, sabiendo que muchos de los puntos de ese hipotético tratado contarían con el beneplácito de Vladímir Putin. Mandatarios como el presidente húngaro, Viktor Orban, o el líder chino, Xi Jinping, podrían apoyar el plan de ruta de Trump, dejando a la Unión Europea como único apoyo incondicional de Zelenski.
La sintonía entre Trump y Putin durante el primer mandato del norteamericano fue más que palpable en su relación personal y en el entendimiento mutuo en temas relacionados con su particular punto de vista sobre la democracia, algo totalmente inexistente durante los cuatro años de Joe Biden al frente de la Casa Blanca, diferencias agravadas por el incondicional apoyo del demócrata al presidente ucraniano durante el inicio y desarrollo de la invasión rusa a su país. Queda por ver cuáles serán los primeros pasos de Trump en política internacional cuando asuma por fin su cargo. De momento, Rusia se muestra optimista ante el futuro.