La incapacidad permanente representa una situación límite en la vida laboral. Aquellos trabajadores que, debido a una enfermedad o lesión grave, pierden de manera permanente la capacidad de desempeñar cualquier tipo de empleo, se enfrentan a un escenario complejo que afecta tanto a su vida profesional como personal.
Así, esta condición médica les impide realizar cualquier actividad laboral, generando una serie de consecuencias que van desde la pérdida de ingresos, y la dificultad para mantener su nivel de vida, hasta la necesidad de adaptarse a una nueva realidad marcada por limitaciones físicas o mentales.
Por ello, para lograr el reconocimiento de incapacidad permanente, es necesario pasar por un proceso de valoración exhaustivo por parte de los organismos competentes. Así, a través de pruebas médicas y evaluaciones funcionales, se evalúa el grado de afectación de la salud del trabajador y se determina si existe una imposibilidad total y permanente para realizar cualquier tipo de trabajo; un proceso que es fundamental para garantizar que los trabajadores que cumplen los requisitos establecidos puedan acceder a las prestaciones económicas y sociales correspondientes.
Sin embargo, parece que ahora la Seguridad Social pretende eliminar la incapacidad absoluta a aquellas personas que cumplan con ciertos requisitos, ya que, a partir de un determinado momento, podrán jubilarse directamente y, así, ya pasarán a ser pensionistas por jubilación de pleno derecho sin pertenecer a la categoría de incapacidad absoluta.
Lo más importante es aclarar que la incapacidad permanente no es de por vida, sino que se puede revisar en función de lo que dicte el Tribunal Médico, que es el encargado de evaluar al paciente cada cierto tiempo. En este sentido, si se constata que hay una mejoría en el estado de salud del paciente, el Tribunal puede decidir retirarle la incapacidad.
Sin embargo, no es la únca situación en la que se puede retirar la incapacidad permanente. Otro de los casos en los que se puede retirar es si se demuestra que el pensionista está compatibilizando la incapacidad absoluta con otro trabajo que es incompatible con la pensión.
En este caso, el Tribunal Médico puede evaluar si las actividades que se están desempeñando exceden los límites establecidos por el grado de discapacidad que ostente el pensionista. De ocurrir esto, el Tribunal Médico podría reducir el grado de discapacidad y, entonces, retirar la incapacidad permanente a la persona en cuestión.