El cabello fino se distingue por su menor grosor, lo que lo hace más delicado. La que tenemos este tipo de pelo solemos notar que nuestra melena tiene menos volumen y movimiento. Esto puede deberse a que, al no tener tanta densidad, carece del cuerpo necesario para mostrar más volumen. Aunque tener el cabello fino no implica tener menos cantidad de pelo, este tipo de cabello es más vulnerable a problemas como la rotura y el encrespamiento. Aun así, el pelo fino tiende a ser más suave y fácil de peinar. Por eso, es ideal usar productos de limpieza que no lo sobrecarguen, como champús ligeros y tratamientos que refuercen sin añadir peso. En resumen, es mejor optar por productos que no lo debiliten y, en cambio, emplear champús que den volumen y fortalezcan la melena. Sin embargo, ¿qué sucede si queremos plancharnos el pelo teniendo el pelo fino?
El pelo fino tiende a dañarse más fácilmente con el uso de herramientas de calor como la plancha. Esto se debe a que su estructura delicada es menos resistente a las altas temperaturas, lo que aumenta el riesgo de rotura, resequedad y puntas abiertas. La cutícula del cabello fino es más delgada y frágil, por lo que el calor intenso puede debilitarla rápidamente. Por este motivo, hay que tener en cuenta dos factores muy importantes.
Si tienes el pelo fino, debes tener en cuenta dos cosas: el uso de protector térmico es fundamental, sí o sí. Por su parte, la temperatura a la que ponemos la plancha del pelo es crucial para que no dañemos en exceso el pelo. ¿Cuál es la temperatura ideal? La experta peluquera Olga G. San Bartolomé nos lo explica en su perfil de Instagram. "Si quieres que tu cabello luzca perfecto sin dañarlo, lo más importante es controlar la temperatura según tu tipo de cabello. Usa siempre protección térmica y asegúrate de que tu cabello esté bien hidratado. Y recuerda, pasa la plancha solo una vez, lentamente, para evitar deshidratar y dañar el cabello", destaca.