El Real Madrid no se olvidó de las víctimas y afectados de la DANA, pero sí que se olvidó de defender ante el Milan, que hizo tres goles, obligó a Lunin a dos paradones y tuvo ocasiones para marcar alguno más en el Bernabéu. Los blancos reciben goles con mucha facilidad y ayer estuvieron más lejos que nunca de ese equilibrio del que siempre habla Ancelotti como objetivo prioritario. Son nueve tantos en contra en los tres últimos partidos en el Bernabéu, donde suma dos derrotas consecutivas. «Estamos en un momento en el que los rivales nos están castigando muy fácil, hay que seguir trabajando para que no vuelva a ocurrir», decía Lucas Vázquez en Movistar. «Nueve goles en tres partidos es una cifra muy mala, tanto defender como atacar es algo colectivo. Esto los sacaremos entre todos, a levantar la cabeza y a seguir trabajando, que esto es muy largo», continuaba el lateral derecho.
«En la Champions siempre juegas contra los mejores, cada partido será una final porque queremos ganar todo lo que nos queda en esta liguilla», terminaba sobre lo que le queda a los blancos, que tienen que visitar Anfield, a la Atalanta y al Brest, con una cita más en casa ante el Salzburgo.
Quería Chamartín darle cariño a Vinicius y lo hizo en cuanto sonó su nombre en megafonía, con una gran ovación. Respondió el brasileño con un penalti a lo Panenka, que él mismo había forzado, aunque hasta ahí llegó su rebeldía, porque no era noche para nada, ni siquiera para esa épica que convirtió un mal primer tiempo en goleada ante el Borussia Dortmund.
Casi nunca creyó el Real Madrid y cuando pensó que podía volver a pasar lo de siempre, un milimétrico fuera de juego de Rüdiger, que anuló el gol que parecía dar paso a la magia. Otra vez el VAR semiautomático le daba la espalda al Madrid, como hace diez días en el Clásico.
