Es común que el pensamiento en español se desarrolle a través de la literatura y no solo porque el «Quijote» o las «Coplas a la muerte de mi padre» y «La vida es sueño» sean obras profundamente filosóficas, sino porque muchos pensadores hispánicos utilizan la forma literaria para expresarse, ya con Séneca y, desde el Medievo, con Santob de Carrión, hasta el siglo XX, con Unamuno, o actualmente Argullol, Albiac, etc.
Así se desarrollan proyectos como el de Ilia Galán, catedrático de Filosofía del Arte en la Universidad Carlos III de Madrid, antes de volverse a Harvard, donde tanta huella dejara el también novelista y filósofo, Santayana. Si el pasado año publicó un texto titulado «Filosofías desde la literatura», ahora pasa a la práctica con un par de volúmenes de relatos de diversa índole, muestra del pensamiento que viste estéticamente para llegar a un público más extenso.
Por una parte, un libro que recopila su obra narrativa completa en pequeño formato: «Relámpagos de sombras», en Sapere Aude (hace poco también salió su obra teatral completa: «Renovado gran teatro del mundo»; y otro volumen que recopilaba toda su obra poética: «Canciones de la otra armonía»), con textos inquietantes que rozan los extremos de la moral y las costumbres, provocando la reflexión ante diversas situaciones sociales, psicológicas, en la alta sociedad o inmersos en la corrupción política e incluso en el surrealismo, pero vivido como una realidad propia.
Por otro lado, «Los espíritus del castillo», editado en Séneca, donde se reúnen textos editados por el mismo Galán y Marta M. Mora, publicando también relatos mutuamente entrelazados en un sorprendente libro. Diferentes visitantes de un castillo cuentan sus experiencias sobre presencias fantasmagóricas. Así, dice Ilia Galán en el prólogo: «Se trata del milenario castillo de Tatti, que vigila y defiende la Maremma, en el sur de una de las regiones más bellas del planeta Tierra, la Toscana, en Italia. Esta fortaleza alberga las estancias donde un grupo de artistas, escritores, filósofos, pensadores o poetas se reúne en las temporadas en que las estaciones sonríen amables para escribir, pintar, gozar de la vida espiritual que se comparte creando, recreándose, en un ambiente de fraternidad y amistad». A lo que añade sobre este singular Arca de Noé cultural: «Aquí hemos establecido una comunidad libre, la República Transplatónica de Tatti».
El actual libro continúa una tendencia nacida cuando el profesor Galán era miembro del Queen’s College de Oxford, con publicaciones conjuntas como: «Relatos de El Trueno dorado» (2017) o ya desde el castillo: «Artes escritas en la Toscana» (2021). Precedidos por los textos del mismo profesor: «Diarios. Italia. La palabra perdida» (2012), «Picadura de escorpión. Memorias en torno al castillo de Migliano. Grand Tour: Italia» (2015), así como los publicados con Fernando Fernández y Nicanor Gómez, respectivamente: «Pequeño Grand Tour» (2016) y «Tensión en el castillo de Tatti» (2023).
Esta comunidad, a la que han ido a leer y escribir también poetas como Raquel Lanseros o Javier Asiáin, formaría aparte de una liga de «islas culturales libres» donde algunos quieren encontrarse y trabajar sin molestias, sin burocracia, sin depender de intereses financieros ajenos. Para convivir, vivir, realmente, interiormente, lo que cada uno cree, dejando la posibilidad de crear o recrearse, en solitario o con otros. Un refugio que se habita en paz con la naturaleza, con vistas al mar y a las islas de Córcega y Cerceña. Intelectuales, profesores y artistas que no quieren ser esclavos del actual sistema internacional y comercial del mundo del arte, allí se encuentran libérrimos bajo la parra, con un vino o en las plazas en una especie de mundo bucólico, que pretende ser uno de los centros de resistencia ante el desmoronamiento de la cultura occidental que observamos en los centros académicos. La cercanía de Siena, a unos sesenta kilómetros, y Florencia a poco más de una hora de distancia, como Pisa, entre otras muchas localidades fabulosas, llenas de arte, de bellezas, permiten que con sus excursiones vayan sembrándose de ideas y hermosas obras, fecundándose mutuamente unos a otros.
Ilia Galán declara sin reservas: «Funcionamos como una comuna alegre y utópica, pues si no se busca la utopía nunca se alcanza y, aquí, la vamos consiguiendo por momentos que parecieran destellos exprimidos de lo eterno».
Entre esos textos, hallamos firmas eminentes como las de Ignacio Gómez de Liaño, Jesús Urceloy, Nicanor Gómez Villegas, Pedro Lecanda, Feixiang Liu o César Abelenda, además de Marta M. Mora y Galán, quien señala: «En estos tiempos descreídos, de gente abdominal, donde el bajo vientre gobierna (...) sin más horizontes que los de pasarlo bien en la vida, de forma más bien plana o ebria, cuando los ideales políticos, humanitarios o religiosos parecen desvaídos, es cuando aparece este libro intempestivo, que habla de lo oculto, de lo escondido».