Alemania ordena el cierre de los consulados que Irán mantenía abiertos en el país en represalia a la ejecución del disidente germano-iraní Jamshid Sharmahd, al que Teherán acusaba de haber participado en varios atentados terroristas. La medida fue anunciada por la ministra germana de Exteriores, Annalena Baerbock, y afecta a las misiones diplomáticas de Fráncfort del Meno, Hamburgo y Múnich y a sus 32 funcionarios, que perderán su derecho de residencia y deberán abandonar el país, a menos que tengan también ciudadanía alemana. La embajada en Berlín continuará abierta.
La reacción a la ejecución es más dura de lo que muchos esperaban, aunque la ministra recordó que el Gobierno federal ya había dejado «muy claro» a Teherán que la ejecución de Sharmahd tendría «graves consecuencias». Baerbock aseguró que hace apenas un mes habló sobre el caso con su homólogo iraní, Abbas Araghchi, en Nueva York. El «asesinato a sangre fría» subraya que el «régimen injusto iraní continúa actuando con total brutalidad», agregó la ministra, que asimismo anunció que presionaría a Bruselas para que incluyera a la Guardia Revolucionaria Iraní en la lista de grupos terroristas de la UE, tal y como ya han hecho EE UU y Canadá.
El Poder Judicial iraní anunció el lunes la ejecución de Sharmahd tras ser condenado a muerte en la primavera de 2023 en un controvertido juicio en el que se le acusó de terrorismo. El trasfondo probablemente fue su participación en el grupo Tondar, una organización a la que el Gobierno iraní acusa de ser responsable de un atentado que causó varios muertos en 2008 en la ciudad de Shiraz. Alemania, los familiares de Sharmahd y activistas de derechos humanos rechazaron con vehemencia las acusaciones y describieron el juicio como manifiestamente injusto. No se permitió al acusado elegir a su propio abogado y su paradero permaneció desconocido hasta el final. Además, y según destaca la prensa alemana, es posible que las confesiones transmitidas por la televisión estatal se hayan obtenido mediante tortura. El juicio de Sharmahd estuvo presidido por Abolghassem Salawati, conocido como el «Juez de la Muerte».
Las relaciones germano-iraníes, ya muy limitadas, han llegado a un nuevo punto crítico con el cierre del consulado general y desde Alemania se da por hecho que Irán tome contramedidas. De hecho, tras la sentencia de muerte contra Sharmahd, el Ministerio alemán de Exteriores expulsó a dos diplomáticos iraníes e Irán respondió expulsando al mismo número de diplomáticos alemanes. No obstante, Baerbock dijo que la embajada alemana en Teherán se mantendrá para atender los casos de otros alemanes que fueron encarcelados injustamente. El embajador alemán en Teherán, Markus Potzel, fue llamado a Berlín para celebrar consultas y no está claro cuándo regresará.
Desde Bruselas también se están discutiendo nuevas sanciones contra Irán, lo que podría afectar a personas involucradas en la ejecución, el encarcelamiento o el juicio.
Los consulados generales realizan principalmente tareas legales y consulares, como expedir o renovar documentos de identidad. En el futuro, esta tarea deberá ser realizada por la embajada iraní en Berlín. Actualmente unas 300.000 personas de origen iraní viven en Alemania y, desde la prensa alemana, se apunta que la orden de cerrar consulados extranjeros se considera una medida particularmente drástica en la caja de sanciones diplomáticas. Hasta ahora, el gobierno federal solo ha recurrido una vez a esta medida punitiva: como consecuencia del ataque a Ucrania se cerraron cuatro consulados rusos. La decisión se tomó solo 15 meses después de la invasión rusa como respuesta a la expulsión de cientos de funcionarios alemanes y no se implementó hasta principios del año 2023.