Los perros no hablan, pero saben como comunicarse y expresarse con sus dueños. Cuando pensamos en ello directamente se nos viene a la mente los ladridos, aullidos o gemidos. Sin embargo, el lamido ya sea a ellos o a una persona, también es una forma de comunicación verbal que tienen estos animales. En principio, va ligado con su instinto de manada, de hecho cuando nacen lo primero que reciben es un lamido por parte de la madre. De esta forma, se convierte en un gesto y actitud que les tranquiliza desde pequeños.
La acción de lamer es una forma variada de comunicación que pueden realizar por diferentes razones, más allá de mostrar afecto a las personas. Puede significar desde buscar la atención hasta manifestar emociones, pero este acto va mucho más lejos.
El olfato es el sentido que más desarrollado tienen los perros, pero aprenden mucho de aquello que perciben a través del gusto. Al igual que lamen la boca de otro perro para indicar si hay comida cerca, este comportamiento lo tienen con sus dueños para pedir otras cosas. Entre los motivos se encuentran:
Puede que llegue un momento en que el lamido de tu mascota te llegue a ser algo pesado. Al ser una de sus formas de comunicación, si le regañas puede que se confunda con el mismo. En esos casos, puedes o bien proporcionarle una distracción mediante juguetes o establecerle unos límites.
Sin embargo, si empieza a lamer de forma obsesiva, puede que tu mascota presente un trastorno obsesivo-compulsivo. En estos momentos se debe acudir a un veterinario o etólogo canino. Además, a veces resulta peligroso que un perro lama ciertas partes de su dueño, como por ejemplo la cara. La especialista en enfermedades infecciosas, Sonya Krishnan, ha recordado en diversas ocasiones que puede ser un riesgo extremadamente raro, comparable a ser alcanzado por un rayo.