Un padre asesinó a su hija de 10 años antes de huir a Pakistán en compañía de su madrastra y su hermano. Desde Islamabad, llamó a la policía británica para confesar el crimen. «La golpeé, no era mi intención matarla, pero la golpeé demasiado», admitió Urfan Sharif, un taxista de 42 años, acusado, junto con su esposa, Beinash Batool, de 30 años, y su hermano, Faisal Malik, de 29, de asesinar a Sara Sharif, una menor de tan solo 10 años.
En la apertura de su juicio por asesinato en el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales, más conocido como Old Bailey, las autoridades informaron que una nota encontrada junto al cuerpo de Sara, en Woking, Surrey, decía lo siguiente: «Estoy huyendo porque tengo miedo». El fiscal del caso, William Emelyn Jones KC, hizo saber al jurado que Sara tenía docenas de heridas y «sufrió extensos moretones, quemaduras, huesos rotos, tanto antiguos como recientes».
«Así que no, Sara no solo fue golpeada. Su trato, ciertamente en las últimas semanas de su vida, había sido espantoso. Fue brutal. Y a lo largo de ese tiempo, estos tres acusados eran los adultos que vivían en la casa donde Sara vivía, en la casa donde Sara sufría y en la casa donde murió», sentenció.
Al tribunal se le informó de que Sharif hizo una llamada de ocho minutos y medio a la policía de Surrey desde la capital de Pakistán el pasado 10 de agosto del año, solo dos días después de la muerte de su hija. «En esa llamada, Urfan Sharif comenzó pidiéndole al operador que anotara su dirección», declaró el fiscal. «Parece que está llorando. El operador lo interrumpió y dijo: ‘Respira hondo y dime qué ha pasado’. Los operadores del 999 están acostumbrados a escuchar todo tipo de cosas horribles, pero este operador no podía haber esperado la respuesta que recibió a esa pregunta. Urfan Sharif le dijo: ‘He matado a mi hija’. Usó una expresión extraña: ‘La castigué legalmente, y murió’. Un poco más tarde, cuando se le pidió más detalles, añadió: ‘Se portó mal’, y luego, ‘La golpeé. No era mi intención matarla, pero la golpeé demasiado’. La policía fue a la dirección que él había dado. Estaba silenciosa y aparentemente vacía. Estaba muy ordenada. En una habitación en el piso superior, en una litera de abajo, la policía encontró el cuerpo de una niña, acostada en la cama, bajo las sábanas, como si estuviera dormida. Pero no estaba dormida. Estaba muerta. Se llamaba Sara Sharif y tenía solo 10 años cuando fue asesinada».
Una nota encontrada junto al cuerpo de Sara, escrita por Sharif, decía: «Soy yo, Urfan Sharif, quien mató a mi hija a golpes». «Juro por Dios que mi intención no era matarla. Pero perdí el control», remataba la misiva, según los testimonios escuchados en el tribunal. La nota también recogía el siguiente mensaje: «Estoy huyendo porque tengo miedo». «Es ciertamente cierto que huyó, tal como lo escribió en esa nota. De hecho, toda la familia huyó: escaparon a Pakistán, volando el 9 de agosto y aterrizando el 10 de agosto. La llamada al 999 no se realizó hasta que estaban a miles de millas de distancia», explicó el fiscal.
Según Emelyn Jones, hay «varias líneas de investigación» sobre el asesinato. El fiscal añadió que habría «evidencias de la escuela de Sara, de la cual fue retirada, aparentemente para ser educada en casa, unos meses antes de su muerte; evidencias de los vecinos, y lo que vieron y, más importante aún, lo que escucharon sobre lo que ocurría dentro de la casa de la familia de Sara; [y] evidencias de mensajes de texto enviados, que daban una idea de cómo era la vida en esa casa».
Los tres acusados niegan su participación en el asesinato, y Sharif sostiene que sus confesiones eran «falsas» y que «lo decía entonces para proteger al verdadero culpable». El examen del cadáver de la niña «muestra que había sido sometida a violencia grave repetida durante un período significativo de tiempo», subrayó el fiscal.
«Es el caso de la acusación que los tres adultos en la casa desempeñaron su parte en la violencia y el maltrato que resultaron en la muerte de Sara. ¿Cómo podría solo una persona haber llevado a cabo tanto abuso, tantas agresiones, sin que los otros lo supieran y lo presenciaran con sus propios ojos? Si alguno de ellos no era parte de ello, pero lo había visto, ¿por qué no se hizo nada para detenerlo o reportarlo? El caso de la acusación es que es inconcebible que uno de los adultos solo, o dos de ellos, pudieran haber llevado a cabo lo que equivale a una campaña de abuso sin la complicidad, participación, asistencia y aliento de los otros», remató Evelyn Jones.
Ninguno de ellos llegó a denunciar el abuso de Sara a ninguna autoridad externa que pudiera haber intervenido. «Ninguno de los acusados hizo nada para prevenir lo que le estaba sucediendo a Sara, como seguramente lo habrían hecho si no hubieran sido cómplices de lo que estaba ocurriendo. El caso de la acusación es que todos son responsables de su muerte y todos son culpables de su asesinato», expresó el fiscal. No obstante, los tres acusados niegan el asesinato y causar o permitir la muerte de un niño entre el 16 de diciembre de 2022 y el 9 de agosto de 2023. El juicio continúa.