El domingo por la noche cuatro soldados murieron y otros 60 resultaron heridos, algunos de ellos de gravedad, en un ataque con drones tripulados contra una base militar en la zona de Binyamina, en el centro de Israel. Los soldados fueron identificados como el sargento Omri Tamari, el sargento Yosef Hieb, el sargento Yoav Agmon y el sargento Alon Amitay, todos de 19 años, estaban en formación para convertirse en combatientes de infantería. Siete reclutas resultaron gravemente heridos, 18 resultaron moderadamente heridos y el resto levemente heridos, según el servicio de rescate Maguen David Adom.
A lo largo de la noche del domingo, si bien circulaban en redes fotos de un suelo de comedor ensangrentado, sillas volcadas y rumores de que había sido en una base del Ejército, las autoridades no confirmaron oficialmente hasta muchas horas después. Los periodistas de los diferentes canales de televisión amonestaron a los soldados que tomaron las fotos y las difundieron, llegando en primer lugar a las redes sociales árabes. Algo que Israel trata de evitar llamando al orden al público en un momento digital en que la discreción no se maneja bien.
Hizbulá no tardó en reivindicar el ataque. El avión no tripulado, un modelo Sayyad 107, fue lanzado desde Líbano y se estrelló contra el techo del comedor de la base sin que sonaran las sirenas. Según un soldado presente, la mayoría había terminado de cenar y los que estaban en el comedor eran los que rotaban en el servicio de cocina.
El avión no tripulado que mató a cuatro soldados e hirió a docenas anoche fue parte de un ataque aéreo de múltiples frentes. Se dispararon cohetes de corto alcance hacia el norte del país, tres cohetes de precisión hacia Haifa y tres aviones no tripulados. Uno de los aviones no tripulados fue derribado por la Marina, otro por el sistema de defensa Cúpula de Hierro.
El tercero fue perseguido por aviones y helicópteros, que le dispararon dos veces. Las medidas de guerra electrónica tampoco consiguieron que el avión no tripulado perdiera su orientación. Se perdió de los radares a 48 kilómetros al noreste de Acre. Se supuso que se había estrellado. Hasta que hubo noticia de la explosión y las grandes bajas.
Hay cientos de objetos volando en el espacio aéreo israelí justo por encima de los edificios en cualquier momento, incluidas las aves, lo que aumenta el desafío de identificar un dron que aparece en un lugar inesperado.
El portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el contralmirante Daniel Hagari, dijo después del ataque: «Hemos estado enfrentando la amenaza de los drones desde el comienzo de la guerra, y necesitamos mejorar nuestras capacidades de defensa». Hagari agregó que las FDI investigarán el incidente: «Aprenderemos y mejoraremos (...) Nuestro trabajo es proteger mejor a nuestros soldados y a los ciudadanos de Israel».
Los drones sobrevuelan Israel desde el propio 7 de octubre. Drones de vigilancia. Pero ahora se ha convertido en un elemento más de preocupación ciudadana.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, visitó la base este lunes y dijo a las fuerzas que Israel está desarrollando capacidades «que abordarán la amenaza de los ataques con drones». «Necesitamos investigarlo, conocer los detalles e implementar de manera rápida y efectiva las lecciones [aprendidas]», dijo Gallant, y agregó que fue «un incidente grave que tuvo consecuencias dolorosas».
Israel desarrolla un sistema de intercepción de amenazas voladoras, como pueden ser los drones, basado en el láser. Al parecer Hizbulá estaba al tanto de este desarrollo y de ahí su empeño en usar este arma antes de que el sistema de defensa estuviera activo.
El viernes pasado, víspera de Yom Kipur, el día de la expiación para los judíos, un dron lanzado desde Líbano hizo sonar las sirenas en la zona central y alcanzó unos pisos tutelados en la ciudad de Herzliya. Aunque no se reportaron heridos, se produjeron daños en la infraestructura eléctrica local. Las FDI dijeron que el dron cruzó a Israel desde Líbano junto con un segundo dron que fue interceptado. Según el Ejército, los dos drones fueron rastreados desde el momento en que cruzaron la frontera hacia territorio israelí.
A principios de este mes, un dron lanzado desde Irak estalló contra una base de las FDI en los Altos del Golán, matando a dos soldados e hiriendo a otros veinticuatro. Las FDI informaron en ese momento que se habían lanzado dos drones desde Irak hacia el norte de Israel, y que uno de ellos fue interceptado.
Después del ataque del domingo, la Fuerza Aérea israelí se ha marcado como objetivo eliminar por completo la Unidad 127 de Hizbulá, responsable de la producción, el mantenimiento y la operación de sus vehículos aéreos no tripulados, según la emisora nacional Kan.
En el transcurso de la guerra, se han disparado unos 1.200 drones contra Israel, y 221 han logrado atravesar las defensas israelíes.
A la luz del incidente, la Fuerza Aérea está ampliando las áreas de advertencia, lo que significa que habrá más sirenas y más falsas alarmas. También asumirá que un dron sigue volando cuando desaparece, y determinará que se ha estrellado solo cuando se encuentren pruebas.