El conflicto en Oriente Medio continúa extendiéndose. Israel mantiene enfrentamientos con todos los aliados de Irán. Hamás en Gaza, Hizbulá en Líbano, los hutíes en Yemen, Siria, Irak... A la espera de su temida respuesta militar directa contra Irán por el ataque con misiles de la semana pasada, la onda expansiva de la guerra amenaza con influir en los resultados de las elecciones en Estados Unidos del próximo 5 de noviembre.
La semana pasada, el día del primer aniversario de los ataques de Hamás contra Israel e inicio de la guerra de represalia en Gaza, el presidente Joe Biden y los candidatos Kamala Harris y Donald Trump marcaron la ocasión con eventos en memoria de las 1.200 víctimas israelíes (en su mayoría civiles) que dejó lo que se considera el peor día en la historia de Israel.
Harris defiende con cautela el apoyo de Biden a Israel -tradicional aliado estadounidense-, corriendo el riesgo de alienar a los votantes musulmanes y árabes estadounidenses.
Por su parte, Trump se ha aprovechado de la situación en Oriente Medio como arma de campaña, culpando tanto a Harris como a Biden por la guerra, argumentando que su Administración dio poder a Irán, y está explotando algunas de las divisiones dentro del Partido Demócrata con los progresistas que protestan por la guerra de Israel.
Aunque el republicano está vinculado con personas que usan frecuentemente una retórica antisemita (como el activista de extrema derecha Nick Fuentes y el rapero Ye, antes conocido como Kanye West), el exmandatario ha asegurado que los votantes judíos que votan por los demócratas “deberían hacerse examinar la cabeza” y que si pierde las elecciones “el pueblo judío realmente tendría mucho que ver con eso”.
“Hice más por Israel que nadie. Hice más por el pueblo judío que nadie. Y no es recíproco, como dicen”, reiteró Trump en una entrevista de radio con el locutor conservador Hugh Hewitt y afirmó que los promotores de buenas raíces podrían hacer de Gaza algo “mejor que Mónaco” porque tiene “la mejor ubicación en Oriente Medio, la mejor agua, lo mejor en todo”.
Desde el primer momento, el expresidente de EE UU ha dicho que el sangriento ataque de Hamás nunca habría ocurrido si él hubiera estado en la Casa Blanca.
El polémico método de Trump
Trump espera que su interés por Oriente Medio aumente su popularidad entre los votantes judíos, un electorado que históricamente ha votado por los demócratas y apoya en gran medida a Harris antes de la votación del 5 de noviembre.
"Ella odia a Israel", dijo el republicano sobre Harris durante su debate televisado. "En mi opinión, Israel dejará de existir dentro de dos años y creo que tengo toda la razón", afirmó en otro intercambio.
Es probable que el expresidente intente ganar votos en Nueva York y Pensilvania, cada uno de los cuales tiene grandes poblaciones judías, pero su tono agresivo en ocasiones ha resultado contraproducente. Incluso acusó al senador demócrata Chuck Schumer, el funcionario judío de mayor rango en Estados Unidos, de ser un "orgulloso miembro de Hamás".
Y al implorar a los judíos que votaran por él, dijo que si no ganaba las elecciones "el pueblo judío tendría mucho que ver con la derrota", comentarios criticados inmediatamente como antisemitas. "Hacer que alguien diga 'perdimos por culpa de los judíos' es escandaloso y peligroso", señaló el Comité Judío Estadounidense, mientras que el Consejo Judío para Asuntos Públicos condenó su uso de "tropos antisemitas".
Batalla por el 'swing state' de Michigan
En el singular sistema electoral de Estados Unidos, en el que un solo estado puede influir en todo el resultado, la campaña de Harris puso sus ojos en Michigan.
No obstante, se trata de un estado indeciso, con una considerable población árabe-estadounidense, muchos de ellos votantes que observan cómo aumenta el número de víctimas civiles en Gaza, que según el Ministerio de Salud de Gaza ya rebasa los 40,000 fallecidos.
"La preocupación por el destino de los palestinos puede influir en el resultado de la contienda allí", advierte Michael Traugott, politólogo de la Universidad de Michigan. Las incursiones y los ataques aéreos israelíes en Líbano también podrían tener un impacto, aunque actualmente es "demasiado pronto para saberlo", añadió.
Como abanderada de un Partido Demócrata dividido por las acciones de Israel en Medio Oriente, Harris intenta caminar sobre la cuerda floja. Ha seguido los pasos de Biden al prometer apoyo a Israel y decir que "siempre se asegurará de que Israel tenga la capacidad de defenderse".
Sin embargo, ella ha sido más insistente que el presidente en sus llamamientos para un alto el fuego. "No me quedaré en silencio", señaló sobre la situación humanitaria en Gaza. Además, se ausentó especialmente del discurso del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ante el Congreso en julio, que decenas de demócratas decidieron boicotear.