La tensión que cada miércoles se respira en la Sesión de Control en el Congreso de los Diputados se trasladó ayer a los salones del Palacio Real. En los tradicionales corrillos con periodistas tras el desfile en el Palacio Real, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, aseguró que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «no debería estar en la Fiesta Nacional, sino ofreciendo una rueda prensa sin límite de preguntas» mientras que, por su parte, el Jefe del Ejecutivo calificó de «Torquemada» a la oposición.
La falta de diálogo entre los dos principales partidos de España es tan grande que ni siquiera durante la recepción real se saludaron, evidenciando que los puentes entre el PSOE y el PP están rotos. Como era previsible, la actualidad política, que en los últimos días está protagonizada por la el vasto atestado de la Guardia Civil sobre la «trama Koldo» y la posible implicación del exministro José Luis Ábalos –quien fuera titular de Transportes y secretario de Organización del PSOE– se coló en todas las conversaciones informales entre los dirigentes políticos y los periodistas que cubrían el acto.
En este contexto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, insistió en que el PSOE ha actuado «con contundencia, prontitud y transparencia». En este sentido, Sánchez recalcó que su «responsabilidad» como secretario general del PSOE y presidente es «colaborar con la Justicia», «pedir su acta y proceder de manera inmediata y contundente a su expulsión», en referencia a Ábalos quien, precisamente, pidió reincorporarse a las filas socialistas al considerar que no ha manchado la imagen del partido justo un día antes de que la UCO hiciera público su informe. Tras defender que con vehemencia que su partido está tomando medidas tras las últimas informaciones que señalan al que fue uno de sus principales hombres de confianza, Sánchez aseguró que ante la corrupción las diferencias con el PP son evidentes, porque el principal partido de la oposición con los casos que le han afectado se ha comportado «escondiendo y no asumiendo». Al margen del impacto personal que el «caso Koldo» tenga en el presidente, algo que «se guarda» para él, hizo hincapié en que lo importante «es demostrar con hechos que actúas para que la ciudadanía no pierda la confianza en las instituciones». Lejos de entonar el mea culpa, hizo balance y sacó pecho de los logros del Ejecutivo de coalición. «Las cosas más gordas las hemos sacado», presumió en referencia a la Ley de Amnistía y a la reforma del CGPJ. Sobre otro de los grandes asuntos de la actualidad, en este caso la presentación de los Presupuesto de 2025, considerada la norma más importante de un Gobierno, Sánchez dejó claro que no va a eludir «su responsabilidad», aunque es consciente de la complejidad de la aritmética parlamentaria.
En otro de los salones, separados por tan solo unos metros, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, cargaba duramente contra el presidente, del que dijo que «no debería estar en esta fiesta, debería estar dando una rueda de prensa sin límite de preguntas». En su opinión, «empezamos a conocer la historia judicial».
Es por ello que consideró que Sánchez debería dar explicaciones. Sin embargo, Feijóo descartó la posibilidad de presentar una moción de censura contra él. «Al toro hay que sacarle la muleta cuando toca, porque sino te puede dar una cornada», dijo con ironía. Es más, añadió que «nunca ha habido tantas razones para una moción de censura, pero nunca ha habido tanta obediencia de sus socios. Van a aguantar porque nunca un presidente del Gobierno ha estado tan barato como este», puntualizó.
Sánchez, sin un ápice de crítica, volvió a cargar contra la oposición: «Me sorprenden mucho Feijóo y Abascal como Torquemadas de la oposición. Llevan pidiendo mi dimisión desde que formé Gobierno. La noticia sería que no la pidieran», se defendió. En definitiva, ni la Fiesta Nacional consiguió ayer frenar la tensión política.