Con motivo del inminente '12 de octubre' y, por tanto, la celebración del 'Día de la Hispanidad', hay que rememorar el origen de nuestra historia. La bandera de España es un tema que desafortunadamente suscita cierto conflicto en nuestro país. Hay quienes achacan este rechazo al polémico origen de la misma aunque, en realidad, muchos de estos detractores que demonizan el uso de la bandera quizás no conozcan a ciencia cierta su procedencia. Para entender el por qué de este suceso hemos de visitar la hemeroteca nacional con el fin de revisar si realmente hay un fundamento detrás de este tedio inherente de algunos contra nuestro país.
Tal vez la solución resida en tomar el ejemplo de nuestros países hermanos, los cuáles son capaces de llevar su bandera con orgullo y exponerla allá donde vayan. No hay complejos ni prejuicios, solo sentimientos. Unos sentimientos evocados por los valores y principios que rigen su sociedad. Por supuesto, abanderada con los colores de su estandarte, su bandera.
Esta práctica probablemente sea unos de los pocos resquicios que quedan de ese mundo antiguo, casi fantasioso, desconocido entre los jóvenes. La nacionalidad propia de cada ciudadano otorga de manera innata su vinculación con el país. No obstante, es lícito no sentirse representado con lo que simboliza un emblema pero, hay que ser consecuentes y no caer en esas falsas mitificaciones, que se extienden como la pólvora, promovidas en base a los intereses de unos pocos. Precisamente es este sentimiento de unión que intentan destruir el que nos hace grandes como país. Y es que ya lo ha demostrado el recorrido de nuestra historia.
Los colores de nuestra bandera actual, la cual fue oficializada tras la caída de la dictadura y con el congruente inicio de nuestro sistema democrático, encuentran su origen por más de dos siglos atrás por lo que, su estatus recoge una gran cantidad de mandatos, desde monarquías hasta repúblicas. En el año 1978, en consonancia con la Constitución, se reguló la bandera que hoy se iza en cada uno de los actos institucionales que se llevan a cabo. Junto al Himno y el Escudo oficial encarnan los tres símbolos de Estado.
La procedencia de la denominada 'rojigualda' adquiere su combinación cromática el 28 de mayo de 1785, durante el reinado de Carlos III. Mediante un Real Decreto se firma en el Palacio de Aranjuez el uso de esta bandera como emblema oficial. Aún así, su empleo tan solo sirvió para diferenciar los buques del Ejército Naval de sus enemigos ya que en las edificaciones oficiales coexistía la bandera blanca con el escudo de armas utilizada hasta la fecha. Por tanto su verdadera implementación y la razón por la cuál llega hasta nuestros días se localiza en el 13 de octubre de 1843 en el ya reinado de Isabel II. El Gobierno de España encabezado por el progresista Joaquín María López decretó el empleo de esta nueva bandera a nivel nacional tanto institucional como militarmente.
En un sentido más superficial se cree que la elección de dichos colores se produce a causa de la facilidad para replicar el color rojo, la mayoría de banderas de la época contaban con este color, y el uso del amarillo como consecuencia directa de su visibilidad en la mar. Si nos remitimos al simbolismo del escudo que impera en nuestra bandera, este representa a los antiguos reinos históricos de la península: Reino de Navarra, Corona de Aragón, Reino de León, Reino de Castilla y Reino de Granada.
Por otro lado, dentro de la legislación propia de nuestros país se recoge la autonomía directa de la bandera y su identidad en el primer artículo de la la Ley 39/1982, firmada el 28 de octubre: 'La bandera de España simboliza la nación; es signo de la soberanía, independencia, unidad e integridad de la patria y representa los valores superiores expresados en la Constitución'.