Un vecino de Plasencia, José Hernández, ha logrado reunir más de 35.000 firmas en la plataforma Change.org para pedir que se modifiquen los criterios actuales de asignación de plazas en residencias en Extremadura. Su objetivo es evitar que sus padres, Desiderio y María Soledad, que llevan 60 años casados y ambos padecen alzhéimer, sean separados en sus últimos años de vida. "Van a hacer 60 años de casados y aún me emociona ver esa conexión. Por eso se me parte el alma cuando los miro y sé que quizá tengan que separarse justo ahora, en los últimos años de sus vidas", explica.
José, profundamente conmovido por la situación de sus padres, ha explicado que, aunque pasa mucho tiempo con ellos y se queda a dormir en su casa muchas noches, ya no es suficiente, ya que necesitan atención constante. Su madre, que antes podía valerse por sí misma, ha perdido autonomía en los últimos meses, lo que ha hecho la situación más difícil para la familia. Ante esta realidad, han solicitado plazas en una residencia pública en Extremadura. "Mi madre en cuestión de meses ha pasado de cocinar y valerse por sí misma a pasar la mayor parte del día inmóvil, incapaz de asearse sola, con la mirada perdida. Es muy duro verles así", relata el José.
Sin embargo, el problema surge por los criterios de asignación de plazas, que evalúan a los solicitantes individualmente, sin tener en cuenta que son una pareja con la misma enfermedad. Esto podría llevar a que sean ingresados en residencias diferentes, lo que José considera una situación "desgarradora" para ellos. "Y aunque parezca increíble, hemos sabido que en los criterios para asignar plazas no se tiene en cuenta que son un matrimonio. Valoran a cada uno por separado incluso teniendo la misma enfermedad y, por ello, podrían asignarle a cada uno una residencia distinta. Separándoles en sus últimos años y después de haber pasado toda una vida juntos", ha afirmado.
Con el propósito de evitar esta separación "antes de que sea demasiado tarde", José ha lanzado una campaña para cambiar la normativa "para evitar que matrimonios que llevan toda la vida juntos tengan que separarse así", y que se considere la convivencia de años a la hora de asignar plazas en las residencias, especialmente en casos como el de sus padres, que padecen una enfermedad crónica.
Aunque reconoce que optar por una residencia privada sería una solución, el elevado coste de alrededor de 5.000 euros al mes lo hace inviable. Por eso, insiste en la necesidad de una reforma que permita a las parejas de ancianos continuar juntas en sus últimos años, manteniendo el vínculo que, según él, perdura a pesar de la enfermedad. "Aunque el recuerdo se borre, ese cariño se mantiene entre ambos y lo último que se pierde es el amor".