El huracán Milton está sorprendiendo a la comunidad científica por la ferocidad con la que está actuando antes de su llegada a las costas de Florida, en Estados Unidos. Algunos expertos ya lo han definido como un "monstruo" y las autoridades estadounidenses se preparan para un alto impacto cuando toque suelo. En un tiempo récord, Milton pasó a convertirse en una de las tormentas de mayor intensidad registradas en la historia reciente al pasar en 48 horas de tormenta tropical a un huracán de categoría 5.
Una de las claves que explica este fenómeno es el calor del océano en las aguas del Golfo de México. Según los expertos, este verano la temperatura de dichas aguas ha roto todos los récords históricos. Además, en las últimas semanas se ha producido una sacudida adicional de calor, lo que los científicos describen como una "ola de calor marina" que ha añadido combustible adicional.
Las "olas de calor marina" son aquellas provocadas por períodos de temperaturas oceánicas anormalmente altas, que a veces duran días, semanas, meses o años, con temperaturas superiores a las que se registran el 90 por ciento del tiempo.
Este tipo de episodio de calor anormal figura entre los factores más importantes a la hora de pronosticar el comportamiento de los huracanes ya que pueden provocar una mayor evaporación del agua del océano en el aire, lo que hace que las tormentas crezcan más rápido y sean más fuertes, provocando más lluvia y mayor velocidad de los vientos.
La fuerza de una tormenta depende en gran medida de las condiciones atmosféricas en la superficie y del calor del océano en la superficie. Y un océanos extremadamente cálido puede proporcionar más energía a una tormenta, lo que aumenta la velocidad del viento y las precipitaciones.
Ese extra de calor que ha calentado el océano tiene un causante, según muchos expertos. Se trata del cambio climático. La quema de combustibles fósiles envía gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera, lo que termina provocando el aumento de las temperaturas del agua y del aire, creando así condiciones óptimas para tormentas más fuertes. Citado por el periódico The Boston Globe, el meteorólogo Ben Clarke asegura que el cambio climático es “un factor decisivo” para huracanes como Helene y Milton. Los efectos del cambio climático no estarían provocando más huracanes sino aumentando la potencia e intensidad de los mismos.
Para un ciclón tropical, cruzar sobre aguas calientes es combustible de primera. Y en este momento el Golfo ha estado “suficientemente caliente como para soportar huracanes horribles”, dijo Phil Klotzbach, un investigador de ciencias atmosféricas en la Universidad Estatal de Colorado al citado periódico. Klotzbach lo explica de una manera elocuente: dos grados por encima de lo normal pueden parecer insignificantes para un nadador, pero para un huracán “es algo muy importante”.
La escala que clasifica los huracanes, conocida oficialmente como la Escala Saffir-Simpson, es una clasificación basada en la velocidad máxima sostenida del viento, que varía de 119 km/h a 252 km/h o más. La escala no tiene en cuenta los peligros de los huracanes sobre la población. En el caso de Milton, los expertos temen que pueda crear una marejada ciclónica masiva en áreas pobladas. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha cancelado su agenda para realizar el seguimiento del huracán.