Thomas Fuller (1608-1661), un historiador y clérigo inglés, que llegó a capellán del rey de Inglaterra, autor también de una «Historia de Palestina», explicaba que «la audacia en los negocios es lo primero, lo segundo y lo tercero». El intento del BBVA de alcanzar un acuerdo de fusión con el Sabadell, seguido del lanzamiento de una OPA hostil, quizá fue todo menos audaz, lo que no presume nada sobre la oportunidad –siempre discutible– de la operación. Ahora, con el paso del tiempo, las espadas siguen en alto. Para Onur Genç, el turco consejero del BBVA, se trata de un proyecto «de libro y bueno». César González Bueno, consejero delegado del Sabadell, cree que «la OPA no tiene sentido». La OPA del BBVA, de momento, es hostil y claro, es inevitable que la tensión pública suba entre ambas entidades, que intentan mimar a sus accionistas, que deberían tener la última palabra.
Los responsables del BBVA y los del Sabadell están convencidos de que saldrán airosos de la operación, lo que no descarta que en un momento se ponga encima de la mesa una oferta mucho más generosa que cambiaría el carácter hostil de la OPA. Todo indica, sin embargo, que queda un largo camino por delante. La CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), medio puesta de perfil, advierte de los riesgos del «caso Villarejo», todavía en los tribunales, que afecta al BBVA. Además, está pendiente el dictamen de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), que preside Cani Fernández y que, sin duda, pondrá condiciones para preservar la competencia. Sin embargo, casi más importante es, si lo hace en la llamada «Fase 1», con una decisión más o menos rápida, o pasa el asunto a la «Fase 2», que lo prolongaría todo un mínimo de tres meses desde que adoptara esa decisión. Hay pocos precedentes, pero en el BBVA, el banco que preside Carlos Torres, empiezan a estar convencidos de que de la OPA pasará a la «Fase 2», un escenario que daría más margen de maniobra al Sabadell, la entidad que preside Josep Oliú. Hay OPA para rato, quizá con más nervios en la cúpula del BBVA que en la del Sabadell, sin que pueda descartarse un golpe de audacia de cualquiera, «lo primero en los negocios y lo segundo», decía Fuller.