Que la contaminación ambiental es negativa tanto para la salud humana como para la economía está claro. Sin embargo, recientes estudios aportan nuevos datos que ponen negro sobre blanco en relación a este impacto letal.
Según un informe que publica EsadeEcPol bajo el título «La contaminación en España: sus impactos en la economía y la salud», se confirma que pese a las mejoras logradas en los últimos años, la contaminación sigue teniendo un costo significativo tanto en términos de vidas humanas como en pérdidas económicas. Lo más destacado de este análisis es la presentación de datos propios y nuevos cálculos que permiten comprender con mayor precisión el estado de la contaminación en España. El análisis se basa en datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) y complementa la información con estimaciones propias sobre el impacto económico y sanitario, ofreciendo una visión renovada de un problema que afecta a millones de personas.
En 2021, la contaminación fue responsable de más de 20.900 muertes prematuras en España. Esta cifra se relaciona principalmente con enfermedades respiratorias y cardiovasculares causadas por la exposición prolongada a contaminantes como las partículas PM2.5, que son consideradas las más dañinas para la salud. Estas partículas finas pueden penetrar profundamente en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo, lo que genera complicaciones graves para la salud. A pesar de que la mortalidad asociada a la contaminación ha disminuido en comparación con 2007, cuando se registraron 34.000 muertes prematuras, la cifra actual sigue siendo alarmante, quintuplicando, por ejemplo, el número de muertes causadas por accidentes de tráfico en el mismo año.
«La cifra, afortunadamente, va a la baja. Cabe esperar que lleguemos a magnitudes de 15.000 o 10.000 en próximos años de mantenerse la trayectoria actual. Los obstáculos probablemente tienen que ver con que los ámbitos que quedan para reducir contaminación son más complejos de atacar que los anteriores, implican más inversión como por ejemplo cambios de calderas, reemplazo de vehículos por otros de menor emisión, etc. Hay que invertir una mayor proporción de recursos públicos en descarbonización, en sectores como el residencial (calefacciones), sistemas de residuos y transporte», explica a este diario Jorge Galindo, director adjunto del Centro de Políticas Económicas de Esade.
Un aspecto clave del informe es que, a pesar de la tendencia general a la baja, la contaminación y sus efectos no se distribuyen de manera uniforme en el país. Cataluña y Madrid son las comunidades autónomas con los niveles más altos de mortalidad asociada a la contaminación, superando casi en un 50% a la tercera comunidad más afectada. «Probablemente esto tenga que ver con la mayor concentración de población, industria, transporte/movilidad en estas zonas, algo que contrasta con otras en las que la dinámica poblacional y económica es menos pujante», detalla el experto.
A la hora de comparar la situación de la contaminación en España con otras regiones de Europa, a nivel general, las comunidades autónomas españolas se encuentran en una posición relativamente buena en comparación con Europa del Este, el norte de Italia y el Benelux, y en niveles comparables a Francia o Alemania. Sin embargo, siguen por detrás de regiones líderes en calidad del aire, como los países escandinavos o Portugal. Madrid y Barcelona, en particular, ocupan los puestos 14 y 8, respectivamente, en términos de contaminación entre las 16 ciudades más grandes de la Unión Europea.
El informe presentado por EsadeEcPol ofrece una visión novedosa al calcular el impacto económico directo de la contaminación en el país. Se estima que si los niveles de contaminación en España hubieran estado por debajo de los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el país podría haber experimentado un crecimiento económico de hasta un 5% adicional en el período analizado. Este cálculo, aunque inferior a la media europea del 6%, resalta las pérdidas económicas significativas que la contaminación sigue generando. En países como Italia o algunas regiones de Europa del Este, el impacto podría haber alcanzado hasta un 9% o 10% de crecimiento económico potencial no realizado.
Este análisis novedoso del informe señala que, en España, la pérdida económica más alta se observa en Cataluña, donde la economía podría haber crecido un 6% más sin los efectos de la contaminación.
Otro dato revelador del informe es la reducción de los niveles de contaminación en las principales ciudades españolas entre 2007 y 2021. En todas las ciudades capitales de provincia, las concentraciones de PM2.5 han disminuido entre un 26% y un 63% en este periodo, con reducciones particularmente significativas en ciudades como Jaén, donde los niveles de PM2.5 han caído un 52%, o en Madrid y Barcelona, donde las reducciones rondan el 40%. A pesar de estos avances, 20 capitales de provincia, incluidas Madrid y la mayoría de las ciudades catalanas, aún no han alcanzado los niveles de calidad del aire establecidos por la normativa europea, lo que supone un reto para las autoridades locales y nacionales.