Solo el 44 % de la población española mayor de 18 años sabe qué es el tipo de interés bancario o la inflación, conceptos financieros que según los expertos si se aprenden desde edades tempranas en el colegio ayudarían a los ciudadanos a tomar decisiones vitales en el futuro: por ejemplo cuándo y cómo pedir un préstamo para comprar una vivienda. En el Día Mundial de la Educación Financiera, economistas y asociaciones educativas inciden en la necesidad de que instituciones y sociedad se involucren más en los conocimientos que deben tener los niños sobre economía y finanzas.
Planificar un ahorro para conseguir un objetivo, conocer el origen del dinero o saber que los recursos son limitados, son tareas que la profesora de la Universidad Europea de Valencia y doctora en Ciencias Económicas, Leticia Poole, considera "fundamentales" a partir de los 6 años. "Es importante que desde pequeños los niños tengan autonomía financiera porque hay una cierta tendencia a la infantilización y hay que enseñar con naturalidad estas cuestiones", y aboga por una asignatura de Educación Financiera. No obstante incide en que "la educación financiera empieza en casa" y recuerda que aunque la Lomloe ya aborda cuestiones en la escuela relacionadas con la economía diaria "hace falta más valentía".
Explica que la encuesta de competencias financieras del Banco de España muestra que solo el 19 % de los encuestados responde correctamente a cuestiones vinculadas con los préstamos o que el 17 % del alumnado no tiene conocimientos financieros básicos en gestión económica, ahorro o interpretación de documentos financieros, según el último informe PISA. "La necesidad existe y además es muy grande. La educación financiera es importantísima porque no solamente va a determinar el progreso a nivel individual, sino también el de una sociedad y un país", señala Poole.
La economista cree que lo primero es enseñar la materia y luego actuar desde el comportamiento para que el ciudadano sepa cómo debe protegerse ante riesgos o elecciones que deba hacer en el futuro. Autonomía financiera desde pequeños pero desde la responsabilidad, incide al tiempo que indica que países como Canadá o Luxemburgo han implantado esta asignatura como materia troncal.
¿A qué edad puede un escolar manejar una tarjeta o una cuenta corriente? A partir de los 6 años el niño puede empezar a gestionar "su pequeña economía", aquel dinero que por ejemplo procede de una paga (a cambio de un esfuerzo o realización de objetivos) con el fin de que sepa "administrarse y conocer que hay una limitación". El chico debe detectar las necesidades de una casa, saber qué gastos tiene un hogar. Además -señala Poole- los jóvenes ya son digitales y existen aplicaciones para organizar gastos e ingresos: "Pueden hacer sus propios presupuestos".
Entre los 12 y los 16 años podrían empezar a gestionar una tarjeta de débito para que conozcan el concepto de "coste de oportunidad", es decir "ahorro para ir a un partido de fútbol o al cine" y ser conscientes de que "un cajero automático no te da todo el dinero que pides". "La educación financiera abarca todas las decisiones de una familia, por ejemplo irse o no de vacaciones", resalta al tiempo que considera que ayuda a la madurez del niño y lucha contra la falta de tolerancia a la frustración.
El presidente del sindicato de docentes mayoritario, ANPE, Paco Venzalá, coincide en que los alumnos deberían tener esa formación "trasversal o complementaria" para que estén preparados cuando salgan del aula, pero puntualiza que la educación financiera es igual de importante que otras materias como pueden ser la educación vial o lo hábitos saludables. "Siempre habrá que priorizar", recalca este profesor de matemáticas que indica que son las administraciones las que deben programar estas materias y no trasladar la responsabilidad de las actuaciones a los centros educativos.
Según PISA 2022, el alumnado español de 4º de la ESO obtiene una puntuación media estimada en competencia financiera de 486 puntos, 12 puntos por debajo del promedio de la OCDE. Y de los 14 países miembros de este organismo y los seis asociados que participan en la evaluación, España se sitúa entre Noruega (489) e Italia (484), mostrando estabilidad en los rendimientos de competencia financiera respecto a estudios de años anteriores.