Cuatro carreras le han sobrado a David Alonso para convertirse en el nuevo campeón del mundo de Moto3. Una superioridad pocas veces vista que deja muy claro el talento de este chico de 18 años, que la primera vez que corrió en el Mundial sustituyendo a Sergio García, se asustó tanto de la velocidad que pensó que nunca podría ir rápido con esa moto. Aquel chico de 15 años entonces, ahora vuela sobre la pista y ya tiene asegurado el pase a Moto2 con la estructura de Jorge Martínez Aspar, donde llegó con sólo 12 años, una familia en la que ha podido esperar a que su talento explotase de la manera más natural.
David corre con bandera colombiana pero es tan español como cafetero. Es el primer campeón latinoamericano desde Carlos Lavado en el 86. Nació en Madrid y vive en Torrejón del Rey, un pueblo pequeño de la provincia de Guadalajara muy pegado a la provincia de Madrid. Es rápido en la pista y también de mente, un chico muy inteligente según Aspar, que reconoce no haber visto casi nunca a nadie con una capacidad tan grande para aprender cosas. Es una esponja que no deja de preguntar a los más veteranos y por eso esta última semana le ha consultado a los pilotos de MotoGP cómo afrontaron la semana en la que podían ser campeones del mundo por primera vez. Es la próxima estrella de las dos ruedas, aunque ni él ni su familia han querido precipitarse. Prefieren que las cosas lleguen de forma natural y normalizan todo lo que le está sucediendo, que no es poco.
Ganó el Campeonato de España en 2018, la European Talent Cup en 2020 y la Red Bull Rookies Cup en 2021, un año después corrió su primera carrera en el Mundial y ahora es el nuevo campeón del mundo, haciendo como si pareciera fácil. Su aparición en el gran escenario recuerda a la de Pedro Acosta, mucha responsabilidad que no le quita el apetito. Devora, literalmente, la comida, y más le vale, porque en cuanto se descuida en la suma de calorías pierde peso con mucha facilidad y puede estar por debajo de lo que marca el reglamento en cuanto al peso moto-piloto. Así que si en el hospitality del CF Moto Aspar hay arroz al horno con morcilla, él se come dos raciones antes de atacar el postre sin perder la sonrisa. Este año no ha tenido rival en Moto3, nadie ha podido con su regularidad y ha sido capaz de ganar carreras de muchas maneras: arrasando, siendo inteligente en las últimas vueltas y atacando en el cuerpo a cuerpo cuando ha sido necesario.
Es un killer con carita de bueno al que ya esperan en Moto2 con mucha curiosidad. Su triunfo en Misano lo celebró subiéndose en un monociclo, pero para la celebración del título tenía guardado algo especial.... un pequeño paseo en la minimoto con la que empezó cuando era muy pequeño. Se ha coronado a lo grande en japón, con su décima victoria en 16 carreras, con 11 podios, un saldo que todavía puede aumentar para alcanzar un récord de Valentino Rossi.