El Real Madrid disparó más contra la portería del Lille en los últimos diez minutos que en los 85 anteriores. Con Rüdiger de delantero centro y Arda Güler y Modric creando ocasiones, estuvieron los blancos cerca del empate y de evitar que se terminara una racha de 36 partidos consecutivos sin perder. No caían los de Ancelotti desde el 18 de enero de este año, en los octavos de final de la Copa del Rey, cuando fueron derrotados por el Atlético en El Metropolitano (4-2).
"Ha pasado lo que por suerte no nos ha pasado muchas veces en este último tiempo: que el rival ha sido mejor que tú y ha merecido ganar", resumía Ancelotti.
Han pasado ocho meses y medio justos desde entonces, y el Real Madrid pone el contador a cero con una derrota que rompe también una racha de 14 partidos sin perder en la Liga de Campeones y es la primera caída en el nuevo formato del torneo. El Lille es un equipo muy sólido en defensa en su estadio y terminó con su portero como ídolo. «Nos ha faltado algo de agresividad y de la creatividad habitual, estuvimos un poco mejor en la segunda parte. Siempre queremos ganar, sabemos los colores que vestimos, pero no pasa nada, hay que seguir», decía Lunin, que jugó sus primeros minutos del curso y se lució con dos paradas consecutivas a David con el empate a cero en el marcador. «Personalmente estoy feliz, porque he vuelto a jugar, y le mando ánimo a Thibaut para que se recupere. Pero lo importante era ganar y no lo hicimos, queremos ganar siempre y no importa quién esté en el campo», continuaba el ucraniano, que volvía a la Liga de Campeones después de ser clave antes de la pasada final, donde le dejó el sitio a Courtois.
Ancelotti adelantó más que nunca sus cambios, y en el minuto 57 ya había hecho tres para meter a Fran García, Modric y Mbappé. Sabía el italiano que tenía que cambiar cosas porque el equipo estaba pagando el desgaste físico y mental del derbi del pasado domingo ante el Atlético, que al mismo tiempo estaba sufriendo una goleada en Lisboa. Metió después a Güler, un cambio lógico por la falta de luz del Madrid en tres cuartos de campo. No encontraba a sus delanteros, ni siquiera cuando entró Mbappé, que se subió por sorpresa al avión, recibió pitos cuando estaba a punto de aparecer en escena y no pudo encontrarse en el césped con su hermano, de 17 años y lesionado para los dos próximos meses. Nada funcionó hasta esos últimos diez minutos, incluyendo el descuento, en el que a la heroica estuvo cerca de llevar el empate de los blancos. «Las ocasiones las tuvimos, pero no entraron», analizaba Fran García.