A lo largo de nuestras vidas, nos encontraremos con personas de todo tipo, y cuanto más aprendamos a convivir con ellas, mejor será nuestra experiencia de vida. Entre estas personalidades, destaca la del soberbio, una figura que, según el reconocido psiquiatra Enrique Rojas, se caracteriza por una especie de "ceguera psicológica". La soberbia impide a la persona ver con claridad sus defectos, mientras que solo es capaz de resaltar sus logros y cualidades, ignorando por completo los aspectos negativos de su carácter.
El soberbio vive encerrado en sí mismo, con una percepción distorsionada de la realidad. Para él, los defectos propios simplemente no existen o se minimizan, mientras que las virtudes se magnifican. Según Rojas, esta incapacidad para autoevaluarse con objetividad hace que la persona se aleje de los demás, dificultando enormemente cualquier tipo de relación interpersonal. No dirige su mirada hacia el exterior ni hacia los otros, ya que está completamente centrado en su propio ego.
Identificar la soberbia en uno mismo o en los demás puede ser clave para comprender mejor las dinámicas personales y relacionales. Pero, ¿cuáles son las principales características de estas personas según Enrique Rojas?
Una de las principales señales de soberbia es el aire de autosuficiencia que transmiten estas personas. Su actitud refleja que no necesitan a los demás, y se bastan por completo a sí mismas. Este engreimiento, según Rojas, se traduce en un gesto altanero y una disposición constante a demostrar que no dependen de nadie.
Otra característica frecuente es una susceptibilidad casi enfermiza. Los soberbios tienen una gran dificultad para pasar desapercibidos y una constante necesidad de protagonismo. Tienden a hablar siempre de sí mismos, mostrando un profundo desprecio por cualquier persona cercana que destaque o sobresalga en algún aspecto.
En el ámbito afectivo, las personas soberbias suelen tener relaciones amorosas frágiles. Según Rojas, esto se debe a que, cuando alguien tiene un amor desordenado por sí mismo, es difícil que se entregue a los demás. Requieren constantemente el reconocimiento de sus cualidades y logros, lo que impide una entrega genuina y equilibrada en una relación.
Finalmente, los soberbios no perciben sus propias limitaciones. Esto les impide reconocer muchas de las restricciones y obstáculos que los demás enfrentan en la vida cotidiana. Viven en una realidad donde no existen cortapisas, lo que les lleva a ignorar las consecuencias de sus actos o las dificultades que pueden surgir en el camino.
Identificar la soberbia en uno mismo o en las personas cercanas no solo puede responder a muchas preguntas sobre las dificultades en las relaciones, sino que también permite encontrar formas más saludables de convivir y mejorar nuestras interacciones.