La inflación continúa siendo una de las preocupaciones cotidianas de la sociedad española, ya que reduce su capacidad adquisitiva significativamente. Según el estudio publicado por Ipsos, en el que sondea periódicamente la percepción de la ciudadanía sobre la inflación en 33 países, en España casi cuatro de cada 10 personas afirma que su economía les permite “vivir bien”, lo mismo ocurre con los que declaran “vivir con lo justo”, sin embargo, un 23% afirma que tiene dificultades para llegar a final de mes.
Todavía no se vislumbra el final de la tendencia inflacionista, y las perspectivas a futuro tampoco son muy optimistas, ya que solo un 23% piensa que su poder adquisitivo mejorará el año que viene, mientras que un 30% cree que bajará. En este contexto, siete de cada diez españoles cree que los altos ratios de inflación acabarán dentro de uno o dos años en nuestro país, lo que lo sitúa como una de las tres naciones europeas más pesimistas, después de Suecia (81%) y Reino Unido (78%).
En los últimos años ha aparecido un fenómeno conocido como reduflación, una tendencia que han seguido muchas empresas para hacer frente al incremento de los costes de producción. Consiste en reducir el contenido o el tamaño de sus productos pero manteniendo el mismo precio, algo que no ha pasado desapercibido para los consumidores, ya que un 46% de la población mundial declara haber notado esta diferencia en sus compras, un dato que aumenta hasta el 54% en el caso de España.
El análisis de Ipsos sitúa a España entre los países más críticos con la reduflación, ya que seis de cada 10 consumidores consideran que es una práctica inaceptable. En este sentido, los snacks (52%), pan, pasta y arroz (39%), dulces y chocolates (37%) y comida precocinada (36%) son los productos en los que la gente dice haber percibido más la reduflación.
Asimismo, Javier Cuervo, profesor del Grado de ADE en UNIE Universidad, afirma que en los últimos tres años los precios de los alimentos "han crecido aproximadamente un 10% anual". Por su parte, la reduflación "ha contribuido entre un 3% y un 10% a esta inflación", algo que Cuervo califica de "especialmente grave" en los productos de uso cotidiano, de higiene y en los alimentos básicos.
Ante esta situación, es normal que casi la mitad de los ciudadanos (48%) piense que los bienes y servicios se encarecerán el año que viene, siendo la cesta de la compra lo que más creen que se incrementará en los próximos meses para el 71% de los españoles, seguido de la energía para el 69%.
Asimismo, casi ocho de cada 10 españoles (77%) creen que el estado de la economía mundial es la que está provocando la subida de precios, mientras que el 76% supone que se debe a los tipos de interés. A continuación, un 72% sitúa a la guerra de Ucrania como la razón de la inflación, y el 61% de la población culpa de esta situación inflacionaria a las políticas económicas del Gobierno.
Para revertir esta situación, la transparencia de los supermercados y los fabricantes es fundamental, ya que al informar sobre los ajustes de tamaño los consumidores confiarían más en las marcas y les permitiría "tomar decisiones más informadas, especialmente en tiempos de inflación, cuando su poder adquisitivo ya está debilitado", afirma Cuervo.
