Entre el 3300 y el 1300 antes de Cristo floreció entre la India y Pakistán, en el Valle del Indo, una gran civilización que acabó desapareciendo junto con sus dos grandes ciudades, Mohenjo Daro y Harappa de forma misteriosa.
Hay quien ha hecho un lectura literal y presentista del Mahabharata, la gran epopeya épica de la India, donde explica con pelos y señales, los efectos y secuelas de explosiones masivas tan “brillantes como mil soles” junto a cuerpos calcinados que quedaron irreconocibles. ¿Una guerra nuclear hace miles de años?
Los defensores de estas ideas sostienen que cerca de Jodhpur, en el estado de Rajasthan, situado en el noroeste de la India, se encontró una capa de ceniza altamente radiactiva; los arqueólogos hallaron 44 cuerpos dispersos por las calles de en Mohenjo Daro, lo que sugería que habían muerto de forma inesperada y violenta; el analista británico David Davenport halló lo que sería el epicentro de una gran explosión. En un área de más de 45 metros todas las rocas estaban derretidas, lo que suponía alcanzar temperaturas de 1500 grados centígrados convirtiéndose en vidrio.
En su libro “Enigmas de la historia antigua”, A. Gorbovsky explica que algunos de los esqueletos hallados en Mohenjo Daro contenían altos grados de radiación. ¿Cómo es posible?
Según la leyenda, la ciudad fue destruida por las "armas de los dioses", provocando la muerte de todos sus habitantes. En el Drona Parva, o el Libro de Drona, séptimo de los dieciocho libros que componen la epopeya del Mahabharata leemos:
«Salió disparado un proyectil brillante, poseído del resplandor de un fuego sin humo, y las huestes enemigas quedaron rodeadas por una densa oscuridad: por todas partes se hizo la oscuridad. Soplaban vientos terribles y las nubes se elevaban, rojas como la sangre: los mismos elementos mostraban su confusión. Giraba el Sol, y el mundo, achicharrado por el calor de aquella arma, parecía presa de una fiebre. Los elefantes huían despavoridos, buscando refugio. Las criaturas acuáticas se abrazaban y el enemigo caían como árboles derribados por un voraz incendio… Corceles y carros, destruidos por la energía de aquella arma, semejaban tocones sumidos por la conflagración del bosque. Por todas partes se derrumbaban carros a millares. Y entonces, la oscuridad se abatió sobre el ejército…».
Mohenjo Daro (que significa literalmente «montaña de la muerte») emergió de las brumas del pasado a mediados del siglo XIX, durante la construcción de la línea férrea que discurre entre Karachi y Lahore, pero no empezó su estudio hasta los años 20 del siglo pasado.
En su momento de mayor esplendor ocupó 250 hectáreas y albergó 35.000 habitantes. En la parte más alta se erigía una ciudadela que incluía un amplio complejo residencial, un espacioso estanque con columnas y un enorme granero de madera.
Las casas de Mohenjo Daro estaban construidas con hiladas regulares de adobe, carecían de ventanas y sus puertas solían abrirse a pasajes laterales para preservar el frescor interno.
No tenía murallas pero sí disponía de fortificaciones al sur y algunas torres al oeste. Su importancia radicaba en su ubicación pues dominaba un eje entre grandes rutas comerciales y fértiles zonas agrícolas.
Como no podía ser de otra forma, la ciencia no considera verosímil que esta civilización desapareciera a causa de una explosión atómica pero tampoco tiene una respuesta convincente de lo que ocurrió.
Mortimer Wheeler, director general del Servicio Arqueológico de la India entre 1944 y 1948, postuló que muchos cadáveres insepultos encontrados en los niveles superiores del yacimiento arqueológico de Mohenjo-Daro eran, en efecto, víctimas de la guerra pero no de un conflicto nuclear sino de una tribu nómada indoeuropea, llamada los arios, que invadió y conquistó repentinamente el valle del río Indo.
Esta invasión se produjo alrededor entre el 1800 y el 1500 a. C. pero no acabó con la civilización porque se hallaron diversos elementos de la civilización que prosperó en el Valle del Indo en culturas posteriores.
Otros especialistas se inclinan por el Cambio climático como elemento que propició el declive y desaparición de esta civilización avanzada. La desecación del río Saraswati, comenzó, en efecto, alrededor de 1900 a. C. pero no tienen claro si fue la causa principal del cambio en los patrones climáticos o fue por culpa de una gran inundación que azotó la región.
Finalmente están quienes aseguran que en torno al 1800 a. C., tuvo lugar un fenómeno tectónico que desvió el sistema fluvial Ghaggar Hakra hacia la llanura del Ganges convirtiendo el Valle del más frío y seco.