Unas pocas gotas de lluvia han sido suficiente para que Marc Márquez hiciese magia en Misano y sume su segunda victoria consecutiva. Tuvo que esperar el de Cervera más de 1.000 días para volver a ganar en MotoGP y después de su exhibición en Aragón sólo ha necesitado siete días más para repetir, para volver a ganar, esta vez en Misano, ante el público italiano y cuando nadie lo podía esperar.
Fue un giro de guion brutal, tanto como el pilotaje del "93", que una vez que se puso en cabeza no cometió ni un solo error y demostró que está muy en forma y vuelve a ser el que fue. Porque sí que esperó a que chispease para coger la cabeza, pero después, cuando la lluvia dejó de ser una amenaza, había que mantener el ritmo delante de Bagnaia y lo hizo sin fisuras, poniendo en guardia a todos sus rivales.
Pecco intentó presionarlo y darle la vuelta a la situación, pero pronto se dio cuenta de que no le quedaba otro remedio que aguantar la segunda plaza y dejar que Marc se escapase a por la victoria.
"Hoy alguien desde el cielo, Fausto Gresini, me ha mandado un par de gotitas de lluvia para poder romper la carrera", decía Márquez en homenaje del creador de su equipo, que corría muy cerca de casa.
El "93" vuelve a tocar la gloria, y suma dos victorias seguidas en domingo, justo lo que estaba buscando, estar siempre delante y tener la velocidad de los más rápidos. Se aprovechó de esas gotas que complicaron el asfalto, le quitaron el agarre que tenía y cuando todos dudaron él fue hacia adelante, igual que en Aragón, donde las condiciones complicadas del trazado le favorecieron.
La falta de grip iguala las prestaciones de la Ducati 23 y de la 24 y el resto lo pone el talento de Marc.
