Argelia celebra la primera vuelta de unas elecciones presidenciales que, si no hay sorpresas, servirán para avalar un nuevo mandato de Abdelmadjid Tebune. El veterano político, de 78 años, cuenta con el apoyo del régimen militar para continuar cinco años más (y, si la salud, de la que ya se ha resentido, se lo permite, concluir el nuevo mandato con 83 años). 24 millones están llamados a las urnas para unos comicios de trámite en medio de un ambiente de desafección, desmovilización y represión política.
Para facilitar las cosas aún más a Tebune -que se impuso con más de un 58% de los votos y una participación de algo menos del 40% en diciembre de 2019--, la criba de las autoridades argelinas ha permitido solo la concurrencia de dos candidatos al margen del presidente aunque se habían presentado inicialmente hasta 16. Además, el adelanto de la fecha electoral -los comicios estaban inicialmente previstos para diciembre- ha restado tiempo a los dos rivales de Tebune, Youcef Aouchiche y Abdelaali Hassani Cherif, para tratar de darse a conocer entre la sociedad argelina.
“No puede haber muchas expectativas por parte de la ciudadanía argelina sobre la posibilidad de que se produzcan cambios”, afirma a LA RAZÓN la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid Laurence Thieux, “teniendo en cuenta que es el propio ministro del Interior quien ha dirigido la campaña electoral y que no hay ni fecha para la segunda vuelta”. “No creo que el régimen aspire a convencer ya a los argelinos, en todo caso a la comunidad internacional”, recuerda la doctora en Estudios Árabes e Islámicos respecto a la “farsa” de los comicios.
Con 41 años, el cabileño (nacido en Tizi-Uzu) Youcef Aouchiche es el más joven de los tres candidatos. Militante desde 2002 del Frente de Fuerzas Socialistas, un partido de corte laico, Aouchiche ejercerá como periodista hasta 2012. Entre 2017 y 2022 presidirá la Asamblea Popular de la wilaya de Tizi-Uzu y este último año se convertirá en senador. Asumirá la secretaría general de su formación hace cuatro años. En una reciente entrevista con la agencia EFE, prometía “la liberación de los detenidos de opinión y políticos”.
Por su parte, Abdelaali Hassani Cherif, de 57 años, aspira a representar al islamismo -un islamismo cooptado-- en la contienda electoral por la presidencia. Desde muy joven, este ingeniero civil milita en el Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), inspirado desde su nacimiento en 1990 en los Hermanos Musulmanes (y superado por el Frente Islámico de Salud, que se enfrentará al régimen a mediados de aquella década en una cruenta guerra civil).
Por su parte, el gran favorito, Abdelmadjid Tebune, presume de ser un candidato experimentado capaz de garantizar la estabilidad del régimen, luchar eficazmente contra la corrupción y mantener la senda de crecimiento económico en una coyuntura internacional en materia energética -el veto europeo a Rusia ha favorecido la posición argelina- favorable.
La oposición al régimen -incapaz de presentar un candidato de consenso-- lamenta haber sufrido una campaña de represión política por parte de las autoridades en las últimas semanas después de que la justicia argelina detuviera a decenas de personas por un supuesto fraude electoral. Fethi Ghares, líder opositor de izquierdas implicado en 2019 en el movimiento de protesta prodemocrático conocido como el Hirak, fue arrestado la semana pasada por supuestos “insultos al presidente” y desinformación. Su partido, el Movimiento Democrático y Social (MDS), fue ilegalizado en febrero de 2023.
A juicio de la profesora de Relaciones Internacionales de la UCM, la aspiración del régimen militar es mantener “una presidencia civil con una fachada democrática en un clima de represión extrema, pues hay larga lista de presos políticos del Hirak”. Como muestra de la actitud paranoica de las autoridades argelinas, Thieux evoca la prohibición incluso de las manifestaciones en favor de Palestina en los últimos meses -en un país que ha hecho tradicionalmente de esta causa una de sus banderas- por miedo a que el calor de la protesta pudiera acabar de volverse en contra del propio régimen.
Respecto a la crisis abierta con Francia, la antigua potencia colonial, tras del apoyo de Macron a Rabat en el Sáhara Occidental, Thieux recuerda que las relaciones con París ya eran “pésimas”. En resumen, la profesora de Relaciones Internacionales enfatiza que, “a pesar de lo retórico de su diplomacia” y la defensa de las “causas justas” como la palestina, la política exterior argelina está estratégicamente alineada con Estados Unidos.
Teniendo en cuenta la situación actual, según Thieux, “el dato fundamental de estas elecciones es la abstención”. No en vano, apenas un 23% de los electores acudieron a las urnas en el referéndum constitucional de noviembre de 2020. Prácticamente el mismo porcentaje de participación de las elecciones legislativas de junio de 2021. Los mejores datos para Tebune y su menguada legitimidad llegarían en los comicios municipales de noviembre de aquel año al rozar el 36% de participación. Previsiblemente, la abstención volverá a ganar unos comicios en el país magrebí.