El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
San Zacarías fue uno de los últimos profetas del Antiguo Testamento, activo en el siglo VI a.C., durante el periodo del retorno de los judíos del exilio babilónico. Nació probablemente en Babilonia y fue contemporáneo del profeta Ageo. Zacarías se dedicó a la tarea de animar a su pueblo a reconstruir el Templo en Jerusalén, lo que marcaba el renacer espiritual de Israel tras el exilio.
Su misión profética comenzó en el segundo año del reinado de Darío I de Persia (alrededor del 520 a.C.), cuando el pueblo judío enfrentaba dificultades y desánimo en la reconstrucción del Templo. Zacarías, junto con Ageo, exhortó a los judíos a no rendirse y a poner su confianza en Dios. En sus visiones, presentaba el futuro glorioso de Jerusalén bajo la protección de Dios y con el liderazgo de un futuro Mesías.
El libro de Zacarías, que lleva su nombre, contiene tanto mensajes de advertencia como de esperanza, con un fuerte componente de justicia divina, restauración y promesas mesiánicas.
San Zacarías no pasó por el proceso de canonización formal que se conoce en la Iglesia católica moderna, ya que vivió siglos antes de que se instituyeran tales procedimientos. Sin embargo, es reconocido como santo y profeta en el cristianismo y en el judaísmo. Su festividad se celebra el 6 de septiembre en la Iglesia católica, y su vida y obra son consideradas fundamentales para la teología bíblica, especialmente por sus visiones proféticas sobre el Mesías.
El legado de San Zacarías es especialmente importante en el ámbito de la profecía mesiánica. En el cristianismo, muchas de sus visiones se interpretan como anuncios de la venida de Jesucristo, el Mesías. Algunos pasajes del libro de Zacarías, como el que habla del "Rey justo y salvador" que entra en Jerusalén montado en un asno (Zacarías 9:9), son vistos como profecías directas sobre la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, un acontecimiento clave en la Semana Santa.
San Zacarías nació en el exilio, durante el cautiverio babilónico, pero regresó a Jerusalén junto con otros exiliados cuando se permitió a los judíos volver a su tierra. Sin embargo, el regreso no fue sencillo, ya que enfrentaron grandes desafíos económicos y políticos, además de la tarea de reconstruir una ciudad devastada y un templo en ruinas.
Aunque la muerte de Zacarías no está narrada con detalle en las Escrituras, la tradición sostiene que murió en paz, probablemente en Jerusalén, después de haber cumplido su misión profética. No se le asocia con un martirio como ocurre con otros profetas, pero su vida fue un ejemplo de dedicación y fe en medio de tiempos difíciles.
Su muerte marcó el final de una era de profecía que señalaba la venida del Reino de Dios y del Mesías. Su influencia perduró tanto en el pensamiento judío como en el cristiano, especialmente por sus visiones apocalípticas y mesiánicas.
