En un mundo distópico para la industria del ligue, donde Mercadona se hiciera con el monopolio del flirteo: los usuarios se desinstalarían en masa Tinder, Bumblee, Grindr, Meetic y resto de apps de la cosa; [[LINK:TAG|||tag|||6336163b87d98e3342b26dad|||Carlos Sobera]] y Juan y Medio, celestinas catódicas, irían al paro; Hacendado le ganaría la partida a Durex como marca (blanca) de preservativos, y los RRPP de los garitos nocturnos se harían voluntarios captadores callejeros de una ONG, etcétera.
Pero cabe sospechar que no habrá un «baby boom» después del repunte veraniego de las ventas de piña en Mercadona (una reducción general de la obesidad de la población puede que sí, dados los beneficios dietéticos y diuréticos de esta fruta tropical).
Parece que esta iniciativa viral no pasará de una refrescante y estúpida anécdota que podríamos llamar «me gusta la fruta, me gustas tú», consistente en pasearse por la sección de refrigerados de dicho supermercado con un carrito de la compra, en la «happy hour» entre las 19 y 20 horas, llevando una piña bocabajo, supuestamente buscando tema.
¿Pero y si en vez de una piña llevásemos un libro (bocabajo no, por favor) en el carrito? ¿Si en lugar de pasear una Golden Sweet (variedad de piña), portáramos una novela de James Joyce o de Thomas Mann, o un ensayo de Hannah Arendt? ¿Pineapple o Anne Applebaum?
Según una encuesta realizada por FNAC, en la que han preguntado a tres mil españoles de ambos sexos, 6 de cada 10 compatriotas valoran bastante el nivel cultural a la hora de ligar: más concretamente, el 57% de españoles reconoce fijarse mucho en los conocimientos culturales de sus posibles parejas sexoafectivas. Un 62% ellas y un 52% ellos, más sensibles a nivel carnal.
Respecto a las edades, el porcentaje más alto de los que «se follarían una mente» está en el rango comprendido entre los 30 y los 44 años (60%); en cambio, «sólo» el 55% de los más jóvenes (18-29) y maduros (45-59) priman el nivel cultura a la hora de ligar. Sin embargo, los jóvenes son los que más importancia dan el aspecto físico: un 11%.
Así, el retrato robot de quien más prioriza el papel del nivel cultural en las relaciones sexoafectivas en España, es una mujer entre 30 y 44 años; mientras al que más le tira la carne es al varón joven, entre 18 y 29: los chavales, ya se sabe, son más de escote que de [[LINK:TAG|||tag|||6336117c87d98e3342b26636|||Escohotado]], más de perreo que de Pérez Galdós.
Además, un 67% de los encuestados por la FNAC dicen no sentir culpabilidad por «no conocer el tema del que se está hablando o no poder aportar nada de valor a la conversación». Y, también se ha concluído, que el 90% asegura no mentir sobre sus gustos culturales, sean cuales sean. Solo un 8% reconoce haber hecho eso que todos hemos hecho alguna vez: fingir para parecer más interesante.
Claro que, si hacemos caso a la más que evidente tendencia social a la «desculturización», de esta encuesta la mayor conclusión que podríamos sacar es que un alto porcentaje de españoles tiende a mentir en las encuestas para darse el pisto.