En Jaca el hockey hielo es casi una religión. El club de la ciudad es el único que ha participado en todas las ediciones de la liga española que se han disputado hasta ahora y ese deporte fue el primero que llamó la atención de Pablo Castrillo (Jaca, 2001), la sensación de esta Vuelta a España, que ganó el domingo en el Cuitu Negru y que ya suma dos victorias después de haber estrenado su palmarés en Manzaneda. Es, además, el único corredor español que ha ganado y ha permitido que su equipo, el Kern Pharma, sea el primer invitado que logra dos victorias en la Vuelta.
Pablo estuvo en la cantera del Club Hielo Jaca entre los 8 y los 13 años, pero a los 14 la bicicleta lo llamó definitivamente. Tenía el ejemplo en casa. Su hermano Jaime fue ciclista profesional y llegó a correr en el Movistar y su madre es presidenta del Club Ciclista Moyancos.
«Empecé con el hockey hielo, estaba bastante a gusto en ese deporte, y viendo a mi hermano en Lizarte y a mi madre me enganché a la bici y hasta este momento», contaba después de su victoria en el Cuitu Negru.
En la subida a esa rampa que añade tres kilómetros a la cima del puerto de Pajares, donde las cuestas alcanzan en algunos tramos el 24 por ciento de desnivel, Castrillo tuvo fuerzas para volver a arrancar y dejar otra vez atrás a Vlasov cuando lo acababa de alcanzar. Una exhibición, con su estilo típico con mucho movimiento de espalda, muy diferente al ritmo al que subieron hace doce años Cataldo y De Gendt, los dos primeros clasificados en la única vez que la Vuelta había llegado a esa cima en 2012.
«Iba bastante más relajado que el otro día, con menos nervios porque tenía una victoria de etapa», reconoce.
Su actuación en la montaña asturiana podría proporcionarle un gran contrato para la próxima temporada si no fuera porque ya ha firmado con Ineos para el próximo curso. Aunque a él todavía le cueste hablar de ello. «Tengo que asimilar estas dos victorias. No quiero pensar mucho en ello. Me centro en la carrera, en rendir al máximo y en disfrutar de la carrera», asegura. Con 23 años y un físico de 1,83 capaz de todo, aún le queda tiempo para seguir creciendo en el World Tour. Castrillo ya no echa de menos el hockey.