En lo que va de año, el fuego ha quemado 42.314 hectáreas (ha), un 46,4% menos que en el mismo periodo de 2023, cuando ardieron 78.852 ha, y un 46,5% menos que la media de los últimos diez años, cuando ardieron un promedio de 79.077 ha desde el 1 de enero hasta el 25 de agosto, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO).
Hasta el momento, estas cifras mantienen a 2024 como el cuarto año con menos hectáreas calcinadas de los últimos diez después de 2018 (19.835 ha), 2020 (33.277 ha) y 2016 (40.654 ha). De hecho, está muy lejos tanto de los números de 2023 (78.852 ha) como de los de 2022, cuando hasta este punto del año habían ardido 248.793 ha, informa Ep.
Por zonas, MITECO detalla que el 32,92% de los siniestros se produjeron en el noroeste del país; el 29,63%, en torno al Mediterráneo; el 36,74%, en las comunidades anteriores; y el 0,72%, en Canarias. Además, el organismo indica que el 27,57% de la superficie arbolada afectada se ha registrado en el noroeste del país; el 8,94%, en el Mediterráneo; y el 63,49%, en las comunidades interiores.
Por otra parte, Transición Ecológica especifica que el 38,38% de la superficie forestal afectada se ha situado en el noroeste de España; el 17,58%, en torno al Mediterráneo; y el 43,98%, en las comunidades interiores. En cuanto al tipo de siniestro, el informe refleja que el 3.335 de los siniestros han sido conatos, es decir, que han afectado a menos de una hectárea. De entre los 1.407 fuegos restantes, 16 han afectado a más de 500 hectáreas, por lo que han sido grandes incendios.
El meteorólogo y experto en cambio climático de eltiempo.es, Mario Picazo destaca que este año las condiciones atmosféricas han sido más favorables en comparación con años anteriores, como el 2023. La Unidad Militar de Emergencias ha observado que la vegetación ha tenido un mayor contenido de humedad este año, especialmente durante parte del verano.
Ese escenario, según Picazo, ha contribuido a disminuir tanto el número como la intensidad de los incendios. Además, aunque se han registrado más incendios impulsados por el viento, estos no han sido tan severos. Y ha habido pocos incendios convectivos, conocidos como "incendios de sexta generación", que son particularmente "difíciles de controlar."
El experto recuerda que el verano comenzó con temperaturas más suaves y se han registrado precipitaciones, lo que ha incrementado los niveles de humedad en áreas que antes eran extremadamente secas, como Cataluña. También se han producido algunas tormentas en la región mediterránea, que aunque aisladas, han ayudado a reducir la sequedad en el ambiente.
Por su parte, Juli Pausas, investigador del CSIC y experto en incendios, subraya que este año "no se han dado las condiciones extremas" que suelen generar los grandes incendios. "Afortunadamente, el viento no ha soplado con la fuerza necesaria para descontrolar los incendios". El experto explica que aunque la combinación de vegetación seca, altas temperaturas y baja humedad es peligrosa, la ausencia de vientos fuertes ha facilitado el control del fuego. Además, las olas de calor han sido menos prolongadas este año.
Sin embargo, Pausas advierte que septiembre es un mes crucial. Aunque suele ser menos caluroso, el riesgo de incendios persiste, por lo que es esencial estar alerta ante posibles situaciones meteorológicas adversas y la acción humana.