La Unión Europea ha comenzado el nuevo curso político con noticias prometedoras. Si antes de la pausa veraniega, la situación en el campo de batalla en Ucrania parecía completamente en punto muerto y el ejército de Volodímir Zelenski no conseguía avanzar posiciones, la exitosa incursión en Kursk (territorio ruso) ha conseguido insuflar un renovado optimismo.
Sin embargo, esta invitación a la esperanza no está siendo acompañada de una nueva estrategia por parte de los países europeos. Ucrania lleva meses pidiendo que Occidente permita utilizar el armamento cedido a su ejército para atacar objetivos en suelo ruso. Aunque los países nórdicos y del Este no han impuesto restricciones de este tipo, las grandes economías de la Unión Europea –Alemania, Francia, Italia y España- se siguen oponiendo a esta posibilidad.
La reunión de los ministros de Defensa de la Unión Europea celebrada este viernes en la capital comunitaria ha vuelto a suponer una escenificación de estas diferencias. En última instancia, las competencias sobre la utilización de armamento son nacionales y las autoridades comunitarias vuelven a pinchar en hueso.
“Es ridículo decir que permitir apuntar dentro del territorio ruso significa estar en guerra contra Moscú. No estamos en guerra contra Moscú”, ha recalcado el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, como respuesta a los temores de los países que se niegan a ceder a las peticiones de Kiev. “Quiero insistir en la idea de que cuando apoyamos a Ucrania, incluso cuando consideramos la posibilidad de apuntar desde el territorio ruso, no estamos en guerra con Rusia. Nadie quiere estar en guerra con Rusia por el mero hecho de apoyar a Ucrania”, ha defendido Borrell como quien predica en el desierto.
A pesar de las presiones por parte del político español, esta cita celebrada en Bruselas no ha conseguido cambiar las posiciones. En el seno de la OTAN, también se vive el mismo clima de división ya que Estados Unidos y Reino Unido también se niegan a dar su beneplácito para la utilización de su armamento.
“Si se nos permite atacar, reduciremos significativamente la capacidad de Rusia para infligir daños a nuestra infraestructura crítica y mejoraremos la situación de nuestras fuerzas sobre el terreno. Por lo tanto, quienes intentan culpar a Ucrania de no tener el éxito suficiente deberían recordar siempre que el éxito de Rusia depende de una cosa: de la disposición de los socios a tomar decisiones audaces” , argumentó el ministro de Exteriores ucraniano Dimitró Kuleba en la capital comunitaria este pasado jueves como invitado a la reunión de ministros de Exteriores de los Veintisiete, sin cosechar ningún éxito más allá de convencer a los ya convencidos.
“Ucrania tiene derecho a defenderse dentro y fuera de su territorio”, ha defendido este viernes el ministro sueco de Defensa, Pal Jonson. Una posición que comparte Países Bajos. Según su ministro, Ruben Brekelmans el derecho de Ucrania a la defensa “también puede significar que puede atacar objetivos militares en Rusia, si es necesario”. El titular estonio, Hanno Pevkur, también ha remarcado que el país invadido por las tropas de Vladimir Putin “está luchando solo con una mano, con la otra en la espalda”, debido a las restricciones impuestas por los países occidentales en la utilización de su armamento.
En el otro lado, la ministra de Defensa española, Margarita Robles, se ha mostrado en contra de dar este paso. "España lo que está enviando es armamento y material con una finalidad defensiva, que no tiene un alcance como para poder plantearse la posibilidad de atacar en territorio ruso. Por lo tanto, España respeta las decisiones que tomen otros países, respeta la posición de Ucrania, pero no se plantea [autorizar ese uso] del material que está enviando España", ha asegurado. Nuestro país ha enviado dos lotes de misiles antiaéreos Patriot y este misma semana entregará “material de defensa aérea” suplementario, si bien el ministerio prefiere no dar demasiados detalles.
Mientras tanto, las dudas europeas están siendo aprovechadas por Rusia que sigue atacando de manera inmisericorde en Járkiv. Las cancillerías europeas no solo están divididas sobre el uso del armamento cedido a Kiev sino también en la posibilidad de entrenar a los soldados ucranianos en su propio país. Tras la discusión de este viernes, las diferencias permanecen invariables, pero se han logrado algunos avances. Según ha anunciado Borrell al final de la cita, se ha aumentado el objetivo para entrenar hasta 75.000 efectivos ucranianos. La Unión Europea había establecido como meta, hasta el momento, la formación de 60.000 reclutas.
Ante las reticencias de muchos países de trasladar la misión a suelo ucraniano, tal y como solicita Kiev, se ha alcanzado un acuerdo para poner en marcha una célula de enlace en Ucrania. Los detalles se desconocen todavía, pero se trataría de un operativo de pequeño tamaño que contaría de entre tres a seis efectivos y cuya principal tarea sería mejorar la coordinación. Borrell ha reconocido que trasladar la misión a Ucrania contaría con algunas ventajas, pero que finalmente se ha decidido que el entrenamiento se realice lo más cerca posible de las fronteras del país invadido.
España es uno de los países que se opone a trasladar la misión de entrenamiento a suelo ucraniano. “Nosotros vamos a incrementar nuestra participación, creemos firmemente en la misión y está teniendo unos resultados muy positivos, pero España la va seguir haciendo en España, dentro del territorio español. No va a desplegar formadores en Ucrania”, ha asegurado Robles. Nuestro país terminará este año con 6.000 combatientes formados para entrar en combate.