La soga de la hipoteca que aprieta el cuello de muchos hogares españoles, el euríbor, se afloja un poco más. Tras volver a terreno positivo en abril de 2022, comenzó a escalar sin descanso hasta tocar su techo de los últimos años en octubre, en el 4,2%. Desde entonces, el indicador al que están referenciados la mayoría de los préstamos hipotecarios a tipo variable en España comenzó a perder fuelle y este año encadena ya cinco caídas consecutivas que lo han dejado al filo de la cota del 3% en agosto.
Tras su última cotización mensual, el euríbor ha cerrado el mes en el 3,166%, su mínimo anual y el nivel más bajo desde diciembre de 2022. Un valor, además, muy por debajo del 3,526% que registró en julio. Pero también, y eso es lo relevante para los hipotecados, a un nivel muy inferior al que tenía hace un año. En agoto de 2023, el indicador cerró en el 4,073%.
Como consecuencia de esta notable bajada en tasa interanual, aquellos que tengan una hipoteca variable de 150.000 euros a 25 años -la media es de 141.000 y a 24, según los últimos datos del INE- con un diferencial del 1% y revisión anual sujeta el euríbor de agosto pasarán de pagar 1008,28 euros a desembolsar 930,57 euros, lo que supone un ahorro mensual de 77,7 euros. En términos anuales, el ahorro ascenderá a 932 euros.
En el caso de que la revisión sea semestral, la cuota pasará de los 977,42 euros a los 930,57 euros, 46,8 euros menos.
El euríbor inició una senda descendente más acusada a partir de marzo ante las previsiones sobre recortes de los tipos de interés en Europa, que el Banco Central Europeo (BCE) concretó en junio con una rebaja de 25 puntos básicos. Así, el índice bajó al 3,703% en abril; al 3,68%, en mayo; al 3,65% en junio; y al 3,526%, en julio.
Dado que el euríbor es el tipo de interés al que los bancos se prestan dinero en Europa, su cotización discurre más o menos paralela, con una ligera anticipación, a la de los tipos que marca el BCE. Por eso, las decisiones del eurobanco sobre el precio del dinero son las que determinan su rumbo.