Respetar las señales de tráfico es fundamental para garantizar la seguridad vial, tanto para conductores, pasajeros, peatones como para ciclistas. Así, estas señales no solo organizan el flujo del tráfico, sino que también previenen accidentes al comunicar reglas claras y advertencias sobre condiciones peligrosas o cambios en la carretera.
Por ello, ignorarlas o malinterpretarlas puede llegar a tener consecuencias graves, desde accidentes hasta la pérdida de vidas. Tanto es así, que el respeto y la correcta interpretación de las señales de tráfico son esenciales para mantener un entorno seguro en nuestras calles y carreteras, promoviendo una convivencia y una seguridad vial más que necesaria para todos.
En este sentido, tanto en España, como en el resto de países miembros de la Unión Europea, ya que en la Convención de Viena se estandarizaron las normas de tráfico para que la conducción fuese igual a nivel comunitario, existen tres tipos de señales: las redondas, las triangulares y las cuadradas.
Además de estas señales, existe otra de especial relevancia dentro de la seguridad vial: el semáforo. Este sirve para regular y controlar el tráfico, indicando a los vehículos y peatones cuándo detenerse, avanzar o proceder con precaución.
Así, los semáforos tradicionales están comuestos por tres luces: roja, amarilla y verde. El color rojo indica la obligación de detenerse y no pasar, mientras que el amarillo (o ámbar) indica que hay que comenzar a reducir la velocidad para detenerse. Todo ello mientras el color verde significa que puede pasar. Hasta ahora, que un estudio ha detallado los múltiples beneficios que podría tener añadir un color más: el blanco.
Un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, ha asegurado que sería beneficioso implantar un cuarto color en los semáforos: el color blanco, que debería estar destinado a los vehículos autónomos.
De esta manera, la luz blanca del semáforo se correspondería con el cuarto color de los semáforos (sumado al rojo, amarillo y verde ya tradicionales). Según el citado estudio, este color favorecería la integración de estos vehículos del futuro en las carreteras, ya que al ser un color independiente, permitiría a estos vehículos avanzar mientras el resto permanecen parados en el semáforo. Algo que, a la larga, se traduciría en un ahorro de combustible y, por ende, una menor contaminación.
Aunque lo cierto es que esta medida todavía no se ha implementado en España, el Ayuntamiento de Madrid ya ha instalado uno de estos semáforos en la capital, convirtiéndose en el primer semáforo de cuatro colores de España. Aún así, desde el Consistorio han asegurado que no se prevé que se use a corto plazo.