José Luis Ábalos ha amenazado al PSOE con romper la «disciplina de voto» a partir de ahora, ya que se molestó por el informe que filtró el Ministerio de Transportes que le situaba como responsable de haber duplicado la compra de mascarillas a la empresa de la trama del «caso Koldo». Ábalos, que no está imputado judicialmente, ha cargado contra el actual ministro Óscar Puente y ha avisado que ya no apoyará cerradamente al PSOE en las votaciones en el Congreso, aunque ese escenario tampoco parece preocupar en el grupo parlamentario ya que las fuentes consultadas definen al exministro como un hombre «disciplinado, de partido» y «sensato» y, por tanto, auguran que no acabará dando ese paso. De hecho, en el grupo parlamentario quitan hierro a las amenazas de Ábalos y centran su preocupación en Esquerra y Junts, que tienen ahora un proceso de reordenación interna y eso puede influir sobre el porvenir de la legislatura: sobre todo, la inestabilidad en los dos partidos separatistas va a tener un impacto inmediato y puede impedir que el Gobierno apruebe los Presupuestos.
El Gobierno cuenta ahora con una mayoría de investidura de 178 apoyos de los 176 que necesita para garantizar la gobernabilidad: por tanto, Ábalos no parece imprescindible en todas las votaciones porque es un voto pese a que sí puede haber momentos que sea determinante por abstenciones de otros grupos, mientras que ERC y Junts, con siete escaños cada formación, sí tienen un papel vital para la supervivencia de Sánchez. Y, además, ahora afrontan congresos internos que pueden suponer un giro en la línea seguida hasta ahora, de apoyo, con más o menos fiabilidad, al Gobierno. Eso es lo que de verdad temen en el Ejecutivo. Los espacios congresuales de los independentistas y cómo puedan aprovecharlos estratégicamente para marcar un perfil duro frente al Gobierno. Es, de hecho, en esta empresa en la que se está empleando el Gobierno en estos días que todavía trabaja a medio gas y no en defenderse de Ábalos ante su posible voto «díscolo» en las votaciones más decisivas. En el Ejecutivo llevan repitiendo toda la semana que su «obligación» es presentar los Presupuestos Generales «en tiempo y forma» y han descargado la presión en los partidos independentistas, de quien depende la aprobación de las cuentas públicas. En privado, el Ejecutivo ya se ve abocado a prorrogar el proyecto de Presupuestos de 2023, al no contar con los votos de ERC y Junts, algo que, vistas las circunstancias, ven como mal menor.
«El panorama es complicado, pero estamos en el Gobierno», señalan fuentes del PSOE, quienes afirman que el hecho de tener ya atadas la investidura de Pedro Sánchez y de Salvador Illa permite al partido estar más tranquilo. «Tampoco tenemos una situación incómoda porque ya tenemos un Presupuesto expansivo», añaden, dando por hecho que no tener Presupuestos tampoco va a ser sinónimo de convocar elecciones anticipadas, en línea con lo que también viene defendiendo el Gobierno. De hecho, hay quien ve ventajas en no tener Presupuestos ya que consideran que eso también impedirá «tener que hacer ajustes», aunque sí que reconocen que lo «más cómodo» sería tener unos Presupuestos nuevos.
En todo caso, lo que está claro es que dentro del PSOE no preocupa Ábalos, ya que incluso se entiende su reacción desde un punto de vista «personal» para poder defenderse, pero saben que «nunca se va a alinear con los que han ido contra él»: es decir, con la oposición al Gobierno. «El problema lo vamos a tener con otros socios», afirman, señalando a Esquerra y Junts ya que ambas formaciones están en una «situación delicada», debilitados por sus divisiones internas. Por ello, hay quien incluso en el PSOE apuesta por que ERC adelante su congreso para evitar tener que esperar hasta el 30 de noviembre para poder reactivar la maquinaria legislativa a pleno rendimiento ya que, hasta entonces, se da por hecho que Presupuestos y leyes importantes no van a poder salir adelante.
Junts tiene el congreso el último fin de semana de octubre mientras que el de Esquerra está previsto para finales de noviembre, aunque muy probablemente se avance a septiembre u octubre. «Mientras hay elecciones y congresos en los territorios, es más difícil ponerse a hacer los Presupuestos», asume una fuente. No obstante, otra fuente también prefiere restar importancia a los problemas para atar los apoyos de Junts y Esquerra en los próximos meses porque cree que el «panorama también es complicado» para los independentistas. «A medida que se vaya consolidando el Govern de Illa, irán aflorando las divisiones en ERC y Junts porque no tienen nada más que ofrecer. Tampoco les saldría bien forzar unas elecciones», señalan. «La situación conflictiva la tienen ellos. En Junts tienen que decidir qué hacen con Puigdemont», añaden, advirtiendo de que va a tener que hacer un cambio de rumbo para adoptar una posición menos intransigente y avisando que deberán explicar los «noes» al Gobierno en los Presupuestos o en las leyes tendrán difícil explicación para su electorado.