Alemania concreta sus planes para reaccionar ante la crisis migratoria y de seguridad que aparentemente atraviesa el país. El jueves, el Ministerio del Interior anunció un paquete de medidas en estos términos: «Realizaremos cambios en la legislación sobre armas y fortaleceremos aún más nuestras agencias de seguridad para combatir el islamismo violento». Además, el Gobierno alemán quiere mejorar «la legislación sobre residencia para asegurar que las deportaciones se implementen de manera más efectiva y exitosa en la práctica».
Tras el atentado en Solingen, la presión sobre el Gobierno ha aumentado para tomar medidas que reduzcan la inmigración, ya que el discurso de la extrema derecha ha calado en buena parte del electorado. Todos los grandes partidos debaten en este momento cómo limitar el número de refugiados, después de que su cantidad aumentase de forma exponencial tras la invasión de Ucrania.
Alemania [[LINK:INTERNO|||Article|||66cb7b508ba2b0e4e0f3eeb6|||prohibirá de forma «absoluta» el «portar cuchillos]] en festivales populares, eventos deportivos, ferias, exposiciones, mercados u otros eventos públicos similares». También quieren introducir mejoras «en la investigación y prevención del extremismo islamista» mediante el uso del reconocimiento facial para comparar datos biométricos de internet de acceso público. Asimismo, aseguran que continuarán con la prohibición de asociaciones islamistas, que comenzó hace varios meses, y que «se fortalecerá el trabajo de desradicalización».
El umbral para considerar un delito como de interés especialmente grave en relación con la expulsión del país se reducirá «cuando el delito haya sido cometido con el uso de un arma u otro instrumento peligroso». Hasta ahora, se trataba de agresión sexual, coacción sexual o violación, o bien delitos con violencia, amenaza de peligro para la vida o la integridad física, o con engaño. A partir de ahora, también se expulsará a los inmigrantes que cometan «tráfico de personas y delitos con un motivo antisemita, racista, xenófobo, basado en el género, dirigido contra la orientación sexual o con otro motivo de desprecio a la dignidad humana para excluir la protección».
Los refugiados que hayan accedido al país a través de otro Estado de la Unión Europea tendrán que regresar a dicho país para solicitar prestaciones, ya que en Alemania, a partir de ahora, solo se les garantizará un mínimo que la prensa ha calificado como de «cama-pan-jabón». Es decir, solo recibirían alojamiento, comida y productos sanitarios. Asimismo, los refugiados no podrán regresar a sus países de vacaciones, donde supuestamente están en peligro, bajo pena de perder su estatus, a menos que procedan de Ucrania.
«El Gobierno federal sigue trabajando intensamente para abrir la posibilidad de devolver a personas que hayan cometido delitos graves y a potenciales terroristas a Afganistán y Siria», aseguran, aunque esto es muy difícil en el primer caso con los talibanes en el poder. En discusión, al menos en los medios, también se encontraba la posibilidad de expulsar a los hombres ucranianos en edad de servir en el ejército, aunque no se han anunciado medidas al respecto. Los consulados ucranianos ya no renuevan los documentos a los nacionales desde el pasado mayo.
El líder de la oposición y favorito en las encuestas, el jefe del partido democristiano CDU, Friedrich Merz, había propuesto al canciller Olaf Scholz endurecer la política migratoria, incluso sin el apoyo de sus socios de coalición. El miércoles, el Gobierno alemán anunció que la ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, había convocado una reunión de urgencia en la sede de su ministerio para acordar medidas extraordinarias para limitar la inmigración y actuar ante el extremismo islamista, después de que un refugiado sirio atacara a varias personas con un cuchillo en una celebración el pasado viernes en la ciudad de Solingen.
«Es una muy buena señal que el mayor partido de la oposición haya anunciado su disponibilidad para trabajar en conjunto en una cuestión tan importante como esta», aseguró el canciller Scholz el miércoles. La propuesta de la CDU para hacer permanentes los controles en las fronteras no se incluyó en el acuerdo. Sí se admitió la modificación de la ley de posesión de armas, así como de las deportaciones a países como Siria o Afganistán.
Scholz aseguró que para que haya «una inmigración legal», se debe «limitar la migración irregular para que el país no se vea sobrecargado». El canciller dijo que dicha limitación debe hacerse «sin cuestionar los acuerdos internacionales, el derecho europeo o la Constitución. Se lo debemos a las víctimas de Solingen».
Desde el partido Die Grünen (Los Verdes), que gobierna en coalición con los socialdemócratas y liberales, criticaron a Merz por describir a Alemania como un país «al borde del colapso» y por utilizar una retórica alarmista, calificándolo de «antipatriótico». Konstantin von Notz, vicepresidente del grupo parlamentario verde, pidió a todos los demócratas unirse para enfrentar amenazas como el Estado Islámico (EI) y resolver los déficits en seguridad lo más rápido posible, en declaraciones el miércoles al diario Süddeutsche Zeitung.