La reconocida firma de moda española Mango ha rubricado un acuerdo de arrendamiento para inaugurar una nueva boutique en el distrito comercial de mayor relevancia en Hong Kong, con una rebaja del 55% en comparación con el pico alcanzado en 2012. Este marcado descenso en los precios refleja de manera elocuente los incesantes desafíos que enfrenta el sector inmobiliario comercial en la ex colonia británica.
El regreso de la firma española a la escena minorista hongkonesa, tras un periodo de reducción en su presencia en la región, refleja una actitud alcista hacia la ciudad que no se había visto en años, ya que numerosas marcas han desplazado su atención y sus inversiones a China continental y a otros mercados cada vez más potentes, como Singapur. Sin embargo, la renovada confianza en este mercado del lujo no es infundada. El sector minorista de la ciudad creció un notable 16,2% en 2023, y la ciudad cuenta con la mayor concentración del mundo de personas con grandes patrimonios en relación a su población.
Últimamente, reconocidas firmas se han lanzado en picado para conseguir las mejores ofertas en locales comerciales. Gracias a unas condiciones de arrendamiento mucho más favorables, las marcas emergentes o las que se muestran prudentes en sus estrategias de expansión tienen ahora a su alcance locales de primera categoría que antes se consideraban inalcanzables, fundamentalmente debido al declive de los precios en un azotado mercado inmobiliario que alguna vez fue uno de los más costosos del mundo.
Entretanto, Mango reabrirá este espacio de unos 1.300 metros cuadrados y abonará unos 144.000 euros mensuales el primer año, cifra que se incrementará en algo más de 5.700 euros durante los dos ejercicios siguientes del contrato, que finaliza en 2027. Esto supone un importante descuento frente al acuerdo firmado por la británica Topshop, que pagó el equivalente a unos 322.000 euros mensuales por operar una tienda en ese local desde 2012, aunque logró rebajar esa cifra a unos 172.000 euros cinco años después.
Cabe destacar que recientemente el centro financiero ha flexibilizado las regulaciones de visados con el propósito de atraer talento cualificado, por lo que actualmente está siendo testigo de un flujo de residentes de clase media provenientes de China continental en busca de escapar de la espiral descendente económica que enfrentan. Se trata de una esperada afluencia que ha contribuido significativamente a fortalecer el gasto local, revitalizando así el atractivo para marcas internacionales.
Como ejemplo, la empresa New World Development Co., perteneciente a la familia del magnate Henry Cheng, ha arrendado recientemente una boutique de 2.000 metros cuadrados en su lujoso centro comercial K11 Musea a Prada SpA, según reportó Bloomberg. Por otro lado, la rama inmobiliaria del conglomerado Jardine Matheson Holdings Ltd., Hongkong Land Holdings Ltd., ha colaborado con marcas inquilinas como Hermès International SCA y Louis Vuitton para invertir la suma de 1.000 millones de dólares en la renovación de Landmark, su distinguido centro comercial ubicado en el concurrido y codiciado distrito Central.
Los grandes propietarios y promotores inmobiliarios locales se enfrentaron en 2023 a la mayor recesión inmobiliaria en dos décadas. La pandemia, las tensiones geopolíticas y un entorno económico global en constante cambio han contribuido a una recesión que ha perdurado casi un lustro, marcando el retroceso más prolongado desde la devastadora crisis del SARS hace más de dos décadas. Pero las lecciones aprendidas en la crisis de 1997-2004 ayudaron a algunos hongkoneses a capear el temporal, mientras que otros se protegieron invirtiendo en centros comerciales de lujo y activos no inmobiliarios.
Según estimaciones de Bloomberg Intelligence, al menos 2,1 billones de dólares hongkoneses (270.000 millones de dólares) se han esfumado del valor de los activos inmobiliarios de la ciudad desde 2019. Este hecho ha afectado no solo a las propiedades residenciales, sino también a las comerciales, impulsando una reevaluación más amplia de la posición del supuesto principal centro financiero de Asia.
Con todo, el panorama actual del sector inmobiliario hongkonés continua desafiante, con un incremento en los costes de financiación y una desaceleración en las ventas de viviendas y los alquileres de oficinas, lo que ha generado cautela entre acreedores e inversores respecto a la estabilidad financiera de los promotores. Varios de los principales bancos de la ciudad han reducido la financiación renovada a las inmobiliarias más endeudadas o vulnerables, lo que está obligando a los afectados a recurrir a préstamos más costosos en el mercado de crédito privado.
A pesar de que los inversores descartan escenarios de incumplimiento de obligaciones para las constructoras, en contraste con la China continental, hay un palpable sentimiento de cautela de cara al futuro. De hecho, el índice inmobiliario del Hang Seng descendió un 30% en 2023, ubicándose un 60% por debajo de su máximo histórico de 2019.
Aunque se haya prolongado esta tendencia a la baja en el sector del ladrillo, los expertos están observando con cautela la posibilidad de que este se aproxime a su punto más bajo, divisando una eventual recuperación en el horizonte. Este cambio de rumbo marcaría un hito significativo para una economía donde la propiedad inmobiliaria ha sido durante mucho tiempo una obsesión nacional y un pilar fundamental de la actividad económica. Según un informe reciente de Goldman Sachs, se proyecta que los precios de las propiedades residenciales en la ciudad toquen fondo este año antes de iniciar una recuperación gradual en 2025. Los analistas del banco de inversión prevén un aumento del 5% en los precios de la vivienda el próximo año.