Con el nacimiento de la ópera, en el Renacimiento, la mitología, los dramas, la épica caballeresca y cualquier otra historia humana con personajes con los que cualquiera puede identificarse encontraron en la música una forma refinada de ser ensalzados. Las elites políticas e intelectuales empezaron a financiar las representaciones. Es el caso de la Camerata de los Bardi, una familia aristocrática florentina del siglo XVI, a quienes se atribuye el nacimiento formal de la ópera como género propio.
Si bien en sus inicios fue considerado como un espectáculo estridente y vulgar, más próximo al teatro callejero que a la música, las clases altas desarrollaron el gusto por esta música y a principios del siglo XVIII, la ópera ya era uno de los géneros musicales más demandados. Durante mucho tiempo se consideró un entretenimiento exclusivo de la clase noble y los miembros de la corte. Además, tanto los cantantes como los músicos procedían de familias de la élite social.
Con el tiempo, el género se hizo más accesible y se fueron abriendo teatros de ópera con precios más económicos. Especialmente decisiva fue la representación de "Aída" hace más de un siglo. Aunque no puede decirse que la ópera sea ya un privilegio de las élites, aún no llega a todos los públicos y esto es lo que ha llevado a Anthony Roth Costanzo, contratenor que dirige desde junio la Ópera de Filadelfia, en la Academia de Música, a ofrecer todas las butacas para sus actuaciones por tan solo 11 dólares. O lo que el espectador quiera pagar a partir de esa cantidad.
En Filadelfia, una noche en la ópera ahora puede ser más barata que ir al cine. Este es el modelo de pago que se aplicará durante la temporada 2024-25, según ha anunciado esta semana Opera Philadelphia, una compañía conocida por sus ideas innovadoras.
"La gente quiere ir a la ópera, pero es caro", justifica Roth Costanzo. "Nuestro objetivo es acercar la ópera a más gente y atraer a más gente a la ópera". La iniciativa se hizo popular de inmediato. El martes, día del anuncio, la Ópera de Filadelfia vendió más de 2.200 entradas para la próxima temporada. Para hacerse una idea del impacto, el día anterior había vendido 20, con un precio original de entre 26 y 300 dólares.
En los últimos años, varios grupos de artes escénicas, incluidos el Lincoln Center de Nueva York, Chicago Sinfonietta y Ars Nova, han tomado iniciativas similares de pago a voluntad del espectador. Otras compañías de ópera han experimentado con descuentos, como entradas de última hora y ofertas para jóvenes. La propuesta de la Ópera de Filadelfia es una de los más audaces.
Su sitio web explica que todas las entradas comienzan en 11 dólares, pero las personas tendrán la opción de elegir pagar mucho más, incluido el precio estándar. Igual que otras organizaciones de artes escénicas sin fines de lucro, la Ópera de Filadelfia obtiene una parte mucho mayor de sus ingresos de la filantropía que de la venta de entradas. Reducir radicalmente los precios podría impulsar, según Costanzo, más donaciones, ya que no correrían el riesgo de ser vistas como una subvención a una forma de arte costosa que está fuera del alcance de mucha gente. El promotor confía en que este nuevo modelo permita a la compañía concentrarse más en la puesta en escena de obras interesantes y menos en preocuparse por la venta de entradas.
El programa de pago a voluntad de la compañía está recibiendo elogios de figuras prominentes del mundo de la ópera. "Este es un momento histórico para la ópera y un nuevo modelo intrépido de cómo nos conectamos con el público", ha opinado la soprano Renée Fleming en un comunicado.